La España visigoda

 

 

Por Javier Albert Gutiérrez, profesor de Historia.

 

En la segunda mitad del siglo II d. C. los godos (una tribu ganadera, seminómada y guerrera) entran en la historia romana en la región del bajo Danubio, y tras varios enfrentamientos con sus legiones atravesaron los Balcanes para penetrar en la Península Itálica. En el año 290 d. C. se dividen visigodos y ostrogodos. En el año 332 el emperador Constantino firma el Tratado de Federación por el que el Imperio Romano se convierte en tributario de la Nación Visigoda. En el año 376 atraviesan el Danubio y conquistan parte el Imperio. En el año 378 aniquilan a las legiones romanas en la batalla de Adrianópolis y dan muerte al emperador Valente. En el 382 conquistan Tracia. En el año 410 tomaron Roma, pero la abandonaron y, tras la muerte de su rey Alarico, conquistan Francia y la Península Ibérica. Su base territorial estuvo en Dacia, lo que hoy llamamos Rumanía. De allí sacaban su potencial humano.

 

Casi un siglo después, en el año 507, perdieron la Aquitania francesa en la batalla de Vouillé contra los francos, y sus centros de poder se trasladaron a España, después de haber fundado el primer Estado independiente dentro de territorio Romano en el año 475, en que su rey Eurico así lo declara. Los españoles somos sus descendientes.

 

Los visigodos, nación de origen mítico báltico, fundaron el Estado español, el Reino de España (nn: ñ), en lo que fue la diócesis romana de Hispania. El Reino de España de los godos era una unidad política, administrativa, jurídica, cultural, religiosa y lingüística y que comprendía la totalidad de la Península Ibérica y la Narbonense gala. Su identidad estaba definida por la monarquía hereditaria  en la estirpe de los Baltos y Amalos, y su la religión Arriana

 

Se ha especulado mucho sobre cuántos eran, pero el primero que los estudio de forma científica fue el célebre investigador ruso Mijail Ivanovich Rostovvcev, 1870-1952, quien desmintió el MITO PANGERMANISTA sobre las invasiones “bárbaras”. Los últimos cálculos, basados en que la movilización de un ejército supone el 5% de la población total de una nación, teniendo en cuenta el área que ocupaban en aquel momento los visigodos y la cantidad de habitantes por km2 usual en aquella época, daría bastante más de los 200.000 estimados por los historiadores tradicionalmente. Si hubiesen sido menos no hubieran podido vencer al Imperio Romano[1], a los bizantinos, a los hunos, a los vándalos y dominar toda Europa con Teodorico. Las familias godas empezaron a colonizar España después de la derrota de Vouillé en 507, antes eran más bien una aristocracia militar dirigente.

 

Durante cuatro siglos fluyeron godos hacia España. Las cifras de obispos godos e hispanos se van igualando a partir del VII concilio de Toledo, y teniendo en cuenta que los obispos eran elegidos por todos los fieles católicos, podría ser que en las ciudades importantes la población goda e hispana fuese pareja.

 

Todos los reyes medievales, incluido Alfonso X el Sabio, que así lo relata en su Crónica General, se consideraban sucesores de los reyes godos, de su misma estirpe, lo mismo que la nobleza, y con derecho legítimo a reconquistar el territorio perdido frente al Califato musulmán. La dinastía de los Austrias españoles basó su legitimidad en la descendencia directa de los reyes visigodos. Desde entonces se han sucedido sin discontinuidad alguna todos los reyes españoles hasta Don Juan Carlos I, que conserva dicha sangre. El cambio de dinastías, Pelágico-Alfonsina, Trastámara, Austrias y Borbones es un cambio en los apellidos, puesto que el nombre lo transmite el varón. Este hilo de legitimidad nunca se perdió en España, como los hechos demuestran evidentemente.

 

Los visigodos fueron el pueblo[2] que primero identificó, dentro del Imperio Romano de Occidente, unos límites precisos como patria y Estado. La lengua goda fue determinante en la formación de la lengua Castellana, que es el latín hablado por los godos. Los españoles somos godos, somos sus descendientes, si no fuera así todos tendríamos la tez morena y el pelo negro y rizado, como nos describe el historiador Jordanes en el siglo VI d. C, en su Gética, Cap. II, 14.

1. Las invasiones “bárbaras” del siglo III al V.

Según la mitología, los godos eran un antigua tribu báltica, originaria de la desembocadura del río Vístula[3], en el golfo Godano, hoy llamado de Danzig, entre las ciudades actuales de Gdansk y Kaliningrado, en una pequeña península (llamada isla Scançia o Scandza por Alfonso X el Sabio y Jordanes porque el Vístula la convierte en isla) que corre paralela a la costa en forma de arco. De lo que hoy es la Prusia oriental esta tribu ganadera esteparia podría haberse desplazado por la actual Gothiscandza, en Polonia, hacia Lituania y Letonia, desplazándose desde los lagos Ladoga y Onega al norte hasta los montes Cárpatos al sur, y desde los montes Urales al Este hasta el río Oder al oeste[4]. Lo que hoy en un mapa contemporáneo sería Prusia, el sur de Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Bielorrusia, norte de Rusia europea, norte de Ucrania y una franja de la Alemania del Este. Estas podrían haber sido las bases de sus correrías de rapiña. Autores antiguos los llamaban godos escitas.

 

Los últimos hallazgos arqueológicos localizan en esta zona a los godos-gutones (el apellido Guti-erre-z, que significa hijo de godo, lo llevan más del 8% de los españoles) como cultura de Wielbark. El Estado godo, siguiendo su mitología, según S. Daukantas[5], se remonta a Augis que reinó en Lituania después de la muerte de Gapto, hijo de Vueric. La estirpe de los Baltos y Amalos era la de los reyes godos. De aquí emigraron siguiendo el río Vístula. Llegaron a constituir un Estado que se movía entre el mar Báltico al mar Negro, donde llegaban navegando por el río Dnieper[6]. Los godos se enfrentaron con éxito a  griegos, partos, macedonios y los sobrevivieron, poniendo fin al Imperio Romano de Occidente.

 

Las primeras publicaciones sobre la extensión de la cultura goda o báltica se iniciaron en el año 1963 con el libro The Balts de la profesora de arqueología europea de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), Marija Gimbutas. El conjunto de sus estudios fueron ampliados posteriormente y esta aceptado en los medios académicos, aunque aún no ha trascendido al público en general[7].

 

Desde el siglo III hasta el VI d.C. esta nación goda es ya bien conocida a través de los historiadores romanos. Constituyó un importante ejército, en  un proceso de etnogénesis y romanización, coincidiendo con el periodo de crisis y desintegración del Imperio romano. El godo fue el primero de los pueblos “bárbaros” en convertirse al cristianismo. El rey Fritigerno derrotó al emperador Valente en Adrianópolis, aniquilando las legiones romanas. Alarico firmó un tratado de federación con el emperador hispano Teodosio, que le nombró Magister Militum (general del Imperio). Su hijo Honorio se negó a pagar las 4000 libras de oro que había pactado entregar como tributo a los visigodos su general Estilicón, por lo que el rey Alarico entró a saco Roma el 24 de agosto de 410 para cobrárselas. Este es prácticamente el fin de Roma como poder central del Imperio. En 451 el rey visigodo Teuderedo, que murió en la batalla, derrotó a Atila en los Campos Cataláunicos, y si los visigodos, y romanos no terminaron con los hunos definitivamente fue por interés particular del general romano Aecio.

 

Procopio en el siglo VI describe a los pueblos godos: “Todos tienen cuerpos blancos, pelo rubio, son altos y atractivos al ojo, usan las mismas leyes, profesan el arrianismo y hablan la lengua goda”.

 

El Strategikon de la misma época hace una descripción similar de los suevos.

 

La lucha entre godos y romanos la terminaron ganando los godos, que habían perdido ya su lengua tribal cuando llegaron a Spanna (nn: ñ). Las primeras invasiones que sufrió el Imperio romano tuvieron lugar entre los años 258 y 260 d. C. Esto fue posible porque las guerras civiles habían provocado el desguarnecimiento de las fronteras. Los “bárbaros” llegaron hasta las costas del Mediterráneo y Gibraltar, y, requisando barcos, pasaron al N de África.

 

El siglo IV fue de tranquilidad. En el campo aparecieron nuevas villas, que se dedicaban a la explotación agrícola, y sus yacimientos nos muestran el gran lujo con que vivían sus propietarios (algunas tenían agua corriente con cañerías de plomo). En el año 406 la crisis política rebrota con gran fuerza en el Imperio, la invasión goda  de Italia obligó a retirar las legiones del Rin y en la Nochevieja de ese mismo año, aprovechando que las aguas del río estaban heladas, los pueblos germanos de los suevos, vándalos, burgundios, alanos y (sármatas asiáticos) traspasan las fronteras e invaden el Imperio.

 

En el año 409 la Galia estaba esquilmada, debido a las guerras civiles, mientras que la cosecha en España se presentaba ubérrima. Los jefes hispanos que defendían los pasos de los Pirineos fueron eliminados (Dídimo y Veriniano ajusticiados en Arles, mientras que Teodosiolo y Lagodio pudieron huir a Bizancio). Los comites (condes) del usurpador Máximo, que los sustituyeron, abandonaron los pasos intencionadamente para amedrentar y distraer las fuerzas de Honorio. Por eso los vándalos pasaron a la Península[8].

 

Los vándalos silingos guiados por su rey Fredibaldo marcharon a la Bética, donde fueron derrotados por Valia.

 

Los vándalos asdingos se situaron en un principio en el N de Gallaecia, en el 419 pasaron a la Bética (V- Andalucía = tierra de vándalos) hasta que en el año 429 el Imperio mandó contra ellos a los visigodos, que expulsaron a unos 80.000 hacia África, donde conquistaron Cartago en el 439 y fundaron un reino que duraría un siglo, hasta que fueron eliminados por el Imperio bizantino (Belisario, general de Justiniano).

 

Los alanos (sármatas asiáticos), que se habían asentado en la Lusitania y parte de la Cartaginense comandados por su rey Adax, fueron derrotados y desarmados y se fusionaron con los vándalos. marchando con ellos a África .

 

Los suevos fundaron un reino en Gallaecia que perduró hasta el año 585, en que el rey Andeca fue vencido y desarmado en Braga y Oporto por Leovigildo.

2. El Reino Hispanogodo: El nacimiento de España

Los godos que entraron en España eran un ejército aliado de Roma. Los visigodos eran una nación fronteriza con las provincias periféricas del Imperio, del que recibía tributo, hasta que Valia, residente en la Bética, firmó con el emperador Honorio en el año 416 un tratado de federación por el que se comprometía como aliado del Imperio a liberar Hispania (ni: ñ) de los pueblos “germánicos”. A cambio Roma no tuvo más remedio que concederles un reino en la Narbonense (462), con capital en Toulouse. Es el primer reino independiente creado dentro del Imperio Romano.

 

Con el rey Teodorico, en el 453, casi toda la Península, pasó a formar parte de este reino. El 23 de agosto del 476 el caudillo Odoacro depone al emperador Rómulo Augústulo (el Imperio sobrevivió hasta el año 1806 como SIRG), se proclama rey de Italia y el Senado manda las insignias imperiales al emperador Zenón de Constantinopla con una delegación que le comunicaba que ya no había necesidad de emperador en Occidente. Los visigodos gobernaban un reino que se extendía por un tercio de las Galias e Hispania (ni: ñ).

 

Los francos y burgundios derrotan a Eurico en la batalla de Vouillé en el año 507, por lo que la capital se traslada a Narbona. Con Eurico, hermano de Teodorico, el Reino Visigodo incluía toda España, excepto Galicia, y las Galias hasta los ríos Ródano y Garona, alcanzando su máxima extensión.

 

Ataúlfo, casado con Gala Placidia, hija del emperador hispano Teodosio y hermana de Honorio, estableció la capital en Barcino (Barcelona), donde fue asesinado por Dubio en 414. Nuevas luchas obligan a Amalarico (estirpe balto-amala)a trasladar definitivamente la capital del reino a Barcelona en el 526, y después a Sevilla: el Reino visigodo de España incluía la Narbonense. En el 531 se traslada la capital a Mérida.  En el 554 la lucha contra suevos y béticos obliga Atanagildo a desplazar el centro de gravedad del reino a Toledo que sería la definitiva.

3. La evolución política de la Monarquía

Los visigodos fueron enviados a Hispania (ni= ñ) por el Imperio para restablecer el orden, por lo que en todo momento respetaron la propiedad, la organización administrativa y el Derecho romano. Confiscaron un tercio de las propiedades a los grandes latifundistas. Formaron una superestructura política y militar que había sido legitimada por Roma. Aportaron elementos propios”, como la Monarquía hereditaria y el Derecho consuetudinario que, en principio, coexistieron con las instituciones romanas y luego se integraron en ellas. La Iglesia Católica, en el III Concilio de Toledo, impuso la elección del rey, como en el Imperio Romano. Los francos les ganaron la hegemonía europea al convertirse primero su rey Clodoveo, en el año 496, al catolicismo y apoyar su política el Imperio, la Iglesia romana y los indígenas romanizados católicos.

 

La Monarquía visigoda llevó a cabo un proceso unificador en todos los aspectos: unidad territorial, unidad del poder político y jurídico, unas creencias comunes y fusión de godos e hispanos:

 

Leovigildo (573-586) derogó la ley que prohibía el matrimonio entre visigodos e hispanos y emprendió la tarea de unificación del territorio, venciendo a los suevos en el 585 y anexionándose su territorio. Realizó expediciones contra los vascones y fundó Victoriaco (Vitoria) para impedir los levantamientos. Instauró en el año 577 el Imperium Hispánico nombrando Sede Regia a Toledo, adoptando el título de Princeps, símbolos reales, como el trono, el cetro, el manto real y la diadema, y todo el ceremonial bizantino de los emperadores.

 

Intentó la unidad religiosa, imponiendo el arrianismo como religión dominante, pero los hispanos de la Bética con la ayuda de los Bizantinos y de los suevos eligieron a su hijo Hermenegildo[9] duque de la Bética como líder y se rebelaron. Perdieron la guerra, y Hermenegildo fue condenado a muerte por alta traición (primer mártir de la Iglesia Española), pero se demostró que sin la colaboración de los hispanos católicos era imposible gobernar España.

 

Su segundo hijo y sucesor Recaredo (586-601) así lo entendió y en el Tercer Concilio de Toledo, el 8 de mayo del 589, él y todo su pueblo abandonaron el arrianismo y aceptaron el catolicismo como religión oficial. La Iglesia Católica consiguió mucho, entre otras cosas, dar su visto bueno al heredero. Recaredo que, con la intransigencia del converso, destruyó todos los libros arrianos.

 

Suintila (621-631) expulsó a los bizantinos de sus últimos dominios, con lo que consiguió la unidad territorial.

 

Recesvinto (653-672) estableció un mismo código para ambos pueblos, el Liber Iudiciorum o Fuero Juzgo, con lo que se restableció la unidad jurídica en la Península, y abolió el Derecho Romano. Este código estará vigente entre los cristianos durante toda la Edad Media hasta el siglo XIII. A su muerte el Reino de España era un Estado independiente y unificado.

4. Instituciones y sociedad

El Reino estaba dividido administrativamente en 12 provincias gobernadas por duques y una ciudad, Ceuta, gobernadas por un conde: Gallaecia, Astura, Cantabria, Vasconia, Septimania o Narbonense, Iberia (Tarraconense), Celtiberia, Carpetania, Lusitania, Aurariola (Carthagininsis) y Baetica. Eran una potencia económica debido fundamentalmente a los dos saqueos que llevaron a cabo en Roma y que conservaron como tesoro público hasta la invasión islamita.

 

El Reino Hispanogodo fue continuador de las instituciones jerárquicas y administrativas del Bajo Imperio Romano. La ruptura institucional se produjo con la invasión árabe, a la que también consideran algunos historiadores como punto de partida de la Edad Media.

 

La población goda en España fue muy importante. Más del 30% de los obispos españoles eran godos, y si tenemos en cuenta de que los obispos eran elegidos por todos los fieles y que muchos se ponían nombres romanos, esto nos lleva a cifras sobre la población total que, al menos, rondarían esa cifra.

 

El Rey: El cargo lo heredaba el hijo mayor. Era la autoridad suprema. La Iglesia Católica luchó contra esta tendencia e intentó, sin éxito, que el rey fuera elegido en los Concilios (dentro de la estirpe real de los baltos) al estilo del Imperio Romano.

 

El Aula Regia o Palatina (antigua Asamblea, Concilio, Senado o Thing) era un consejo de carácter consultivo integrado por la más alta nobleza, los Grandes (Maiores) y los seniores , optimates, primi y primates. Terminó sustituyendo a la Asamblea de guerreros. Con el tiempo se llamaría Curia y más tarde Las Cortes. El Monarca era elegido ella, dentro de la estirpe real única de los Baltos, o de los Amalos en el caso de los ostrogodos.

 

El Officium era una especie de gobierno compuesto de varios órganos de gestión, dirigidos por un comite (conde).

 

Los Concilios de Toledo, donde estaban representados los hispanorromanos, también se ocuparon de cuestiones políticas. Ungían al rey, dándole carácter sagrado. La Iglesia intentaba introducir su derecho a la elección del rey, lo que sembró nuevos motivos de discordia en la sucesión hereditaria monárquica, propia de los germanos. Si contabilizamos desde el VIII Concilio de Toledo en adelante, la mitad de los obispos, más o menos, era godos y el resto hispanorromanos[10].  A imitación de Constantinopla, Toledo, la capital visigoda, tuvo, a partir del año 681, un obispo PRIMADO de carácter supermetropolitano que tenía la facultad, de acuerdo con el Rey, de nombrar a los obispos.

 

La Guardia del rey estaba compuesto por los fidelis regis y gardingos, que le habían jurado fidelidad, vivían en su casa y recibían protección y sustento. A veces eran recompensados con la concesión de tierras reales o beneficia convirtiéndose en comites o condes.

Los nobles (Potentiores)

Los duques (dux, ducis) eran gobernadores de las provincias (ducados). Pertenecían a la estirpe real. Mandaban un ejercito formado por Thiufas o banderas, unidad de mil hombres mandada por un thiufado. El quingentenario mandaba un batallón de 500 hombres. El centenario mandaba cien hombres. El decano, diez, formadas en los últimos tiempos también por saiones y buccellarii.

 

Los condes (comes, comitatis) gobernaban un condado, una ciudad y su “territoria”, unidad territorial subordinada a la provincia. Es el antiguo “municipio romano” es decir una comarca con una ciudad importante. Tenían funciones militares.

 

Otros funcionarios menores, que controlaban la recaudación de impuestos, eran los numerarios, exactores, tabularios, talonarios y susceptores.

 

Las estirpes senatoriales del Imperio romano siguieron estando en la cúspide social. Algún senador desempeñó el cargo de duque, como Claudio, duque de Galicia. A través de la Iglesia desde el III C. de Toledo tuvieron gran influencia política.

 

Los visigodos pretendieron instaurar un Estado centralizado, a cuya cabeza estaba la institución monárquica con tendencia hereditaria. El rey era el jefe supremo de la comunidad y tenía amplios poderes judiciales, legislativos, militares y administrativos. Para reforzar su prestigio, los reyes visigodos adoptaron los atributos y el ceremonial de los emperadores. El rito de la 'unción regia', que recibían de los obispos, les confería carácter sagrado. En el IV Concilio de Toledo (633) se aprobó, de acuerdo con la tradición romano-católica, que el Rey tenía que ser elegido con la aprobación de los obispos en Toledo o en el lugar de muerte del monarca. Tanto los duques (de sangre real) como los condes pertenecían a los escalones más altos de la nobleza y se erigieron en los grandes funcionarios de la administración territorial. Las grandes asambleas políticas del reino fueron el Aula Regia y los Concilios.

Población Libre no privilegiada ( Humiliores)

Vivía principalmente en las ciudades. Entre ellos había artesanos de todo tipo: orfebres, herreros, arquitectos, ingenieros, escultores, toreutas, canteros, carpinteros, tintoreros, curtidores, médicos, maestros, etc. Algunos oficios eran muy considerados y pagados.

 

En las ciudades importantes siguieron las comunidades de judíos del Bajo Imperio que se dedicaban al comercio, y que desde Caracalla en 212 eran considerados ciudadanos romanos. Tenían un estatus medio-alto y algunos eran muy ricos, como los transmarinii negotiatores. Junto con griegos y sirios dominaron el comercio mediterráneo marítimo desde los albores del Imperio Romano. A partir de Recaredo empezaron a ser perseguidos y acosados con más o menos intensidad según épocas. Fomentaron la invasión del Califato, puesto que les convenía un Imperio sin fronteras para sus negocios.

 

En ciertas ciudades, sobre todo costeras, vivían también griegos y sirios dedicados al comercio transmediterráneo. Principalmente en la provincia llamada Spania (ni: ñ) por el Imperio Bizantino desde mediados del s. VI. Esta provincia bizantina fue conquistada en el año 625 por el rey Suintila, aprovechándose del acoso mahometano al Imperio por el Este.

 

Los possesores eran los campesinos propietarios, que también se les denomina ingenui, privati y viliores personae, que servían como peones en el ejército.

 

Loso rusticani eran los más pobres.

 

Población no libre

Coloni: Campesinos que trabajaban las propiedades reales de la iglesia y privadas. Estaban adscritos a la tierra y pagaban un diezmo de los productos cultivados.

 

Siervos o Esclavos: Constituían la gran  masa de población. Vivían mejor los idonei, que eran los del servicio, los siervos reales y de la Iglesia. En el escalón más bajo estaban los viliores y servuli, que eran esclavos rústicos que trabajaban los latifundios. En la esclavitud se podía caer por deudas.

 

Economía:

La agricultura y ganadería era la principal fuente de subsistencia.

 

La agricultura se basaba en el cultivo de trigo, cebada y avena, que en las mesetas alcanzaron gran productividad.. En la Bética y Tarraconense  destacaban los cultivos de vid y el olivo que se siguieron comercializando en forma de vino y aceites de diversa clase. Se cultivaban hortalizas leguminosas y árboles frutales, como el melocotonero, manzano, higueras, fresas. Las huertas de regadío de la Cartaginense ya eran famosas por sus hortalizas y frutales. La miel era un producto importante.

 

Los visigodos eras sobre todo pueblos ganaderos. Criaban caballos, terneras, vacas, novillos, ovejas, corderos, puercas, cerdos, carneros y aves de corral. La producción de lana y pieles para la manufactura de hilados tejidos en las ciudades era muy importante.

 

Objeto del comercio internacional era la ganadería equina para el ocio, la caza y la guerra. Eran famosos los caballos de montura de la Bética y Lusitania, muy apreciados en Bizancio. Este comercio sufrió una crisis a partir de la segunda mitad del siglo VII con la irrupción del imperialismo islamita en el Mediterráneo.

 

En el comercio internacional se importaban papiros, vidrios, púrpura, especies, joyas, sedas, lino, algodón, y tejidos lujosas de Bizancio. Mientras que se exportaba salazones, caballos, vino, aceite, plata, oro y cobre. La ciudades implicadas documentalmente en este comercio eran principalmente, Narbo, Barcino, Cesaraugusta, Toletum, Tarraco, Carteia, Ilice, Dertosa, Malaca, Emérita, Astigi, Hispalis, Corduba, Olisipo y Turgalium.

 

5. Las guerras civiles en la España visigoda.

Los godos trajeron consigo los gérmenes de su fracaso: la guerra civil -provocada por la lucha entre clanes y la gran fuerza militar de los Duques-. Fuerzas extranjeras intervinieron continuamente en éstas, sacando siempre algún provecho.

 

Los bizantinos prestan ayuda a Atanagildo (551-567) contra su rival Agila, pero se quedaron con el litoral mediterráneo y atlántico desde Alicante y Baleares hasta el Algarve. Sesenta años después los desalojo Suintila (621-631).

Los francos con su rey Dagoberto ayudaron a Sisenando contra Suintila, llegando a ocupar Zaragoza. Otra vez intervinieron los francos en favor de Paulo, duque de la Septimania, contra Wamba[11] (672-680). La guerra civil fue constante a partir de estos momentos. Y cuando a partir del siglo VIII una facción, los de Áquila -hijo de Witiza, descendiente de Paulo- se opuso al rey Rodrigo (710-711)-descendiente de la familia de Chindasvinto y Vamba y gobernador de la Bética-, elegido por una Asamblea de nobles, magnates y obispos,  los vitizanos solicitaron la colaboración de los musulmanes que acababan de conquistar el Norte de África, y éstos pasaron el estrecho y vencieron a Don Rodrigo en la batalla de Guadalete (19-26 de Julio 711), en la que los vitizanos, que formaban en las alas de la formación, abandonaron la batalla o se pasaron al enemigo[12].

Hispania fue conquistada por la traición de Áquila y los vitizanos, a cambio de conservar sus propiedades y privilegios, capitularon el 11 de noviembre en Toledo ante Tariq, bereber gobernador de Tánger, sometido a Musa ibn Nusayr, gobernador omeya de Cartago, y proclamó la soberanía del califa Al Walid de Damasco, “puesto que el traidor no es menester siendo la traición pasada”. Esto no lo aceptaron los rodriguistas, originándose otra guerra civil que durará toda la Edad Media.

A finales del siglo VII hubo enfrentamientos en el norte de África con tropas del califato que intentaron entrar en España. En el XVII Concilio de Toledo (año 694) se denuncia el acuerdo que llevaron a cabo los judíos de Spanna con los del Califato de Damasco para conquistar el Reino Hispanogodo. Hay que tener en cuenta que los judíos controlaban el trafico marítimo del Mediterráneo desde tiempos de los romanos y sus intereses estribaban en no tener fronteras políticas para sus negocios. Los árabes pasaron el Estrecho gracias a la ayuda de los judíos, de los comerciantes sirios y del conde don Julián, gobernador de Ceuta, asediado por las tropas sarracenas. Con este hecho se inicia la Edad Media.

Agila gobernó de 711 a 713, pero acabó pactando con el Califa de Damasco. Le sucedió Ardo, que gobernó desde la Narbonenses hasta el año 720, donde acuñó monedas que han llegado hasta nosotros y así lo acreditan incontestablemente. La parte del ejército de Don Rodrigo que pudo huir se refugió tras la Cordillera Cantábrica y los montes Pirineos. Estos refugiados nombraron rey al godo de estirpe real rodriguista Pelayo, cuya hija, Ermesinda, casó con Alfonso I, hijo del duque godo de Cantabria, Pedro. Alfonso I gobernó desde Asturias entre 739 y 757, consolidando el Reino. Desde este reducto sus descendientes reconquistaron el territorio perdido, culminado la unidad de España Felipe II, cuya línea de sangre directa está contrastada documentalmente desde el rey Ramiro I (842-850), descendiente del duque godo de Cantabria, Pedro.

La batalla de Covadonga

La batalla de Covadonga, que tuvo lugar a finales de mayo del año 722, no es ningún mito, como nos quiere hacer creer la ideología contracultural. Está contrastada en fuentes cristianas y musulmanas coetáneas de los hechos, y, que hoy, con la moderna metodología de análisis de documentos, se confirma.

El Valle de Canga de Onís es como una ratonera, que se va estrechando conforme asciende hasta la Cueva. Covadonga es inexpugnable, pues tiene un nacimiento de agua y sólo se puede acceder a ella por una senda donde sólo cabe una persona.

Fue una trampa  mortal para el ejército caldeo, comandado por Alqama y el obispo metropolitano Oppas, hijo de Witiza. Cuando el ejército caldeo inició la retirada fue acosado  por cientos de godos que estaban emboscados en las alturas de los montes que flanqueaban los valles y sólo les dejaron un paso de huida. Finalmente fueron sorprendidos por un desprendimiento de tierras y rocas, provocado por los godos, en la ladera del monte Cabiedes, en Cosgaya, la Liébana cántabra. En un lugar que se llama La Osera perecieron casi todos y los que pudieron huir fueron exterminados en Gijón junto al gobernador ismaelita Munuza.

La victoria en esta batalla salvó a España y le salvó hasta el nombre. La resistencia del Reino Godo de Pelayo fue el verdadero freno a la expansión de los Imperios islamistas por el sur de Europa, no la victoria de Carlos Martel en Poitiers, como nos quieren hacer creer los franceses. A partir de ella, se frenó a los invasores afroasiáticos, se inició la Reconquista y se logró reconducir a los sarracenos tribales a sus tierras y desiertos.


6. La cultura

El Reino de España siguió siendo, como durante el Bajo Imperio, un foco cultural de primer orden en Europa. Los godos, en su amplio recorrido por Europa, fueron integrando otros pueblos, y cuando llegaron a España (Spanna o Hispania) solamente hablaban un dialecto del latín vulgar. La biblia de Ulfilas fue un libro escrito para un pequeño pueblo de los Balcanes que se llamaban "Pequeños Godos" y nada tenían que ver con los visigodos y ostrogodos. El nacionalismo alemán del s. XIX y Ppios. del siglo XX intentó convertir a todos los bárbaros en germanos. Hoy día no es sostenible este pangermanismo que carece de fundamento  científico.

 

Hidacio y Orosio fueron los más sabios de su época.

 

Se fundaron nuevos monasterios que prosiguieron la labor evangelizadora.

Las sedes episcopales organizaron escuelas y se convirtieron en focos de cultura.

San Isidoro, obispo de Sevilla, fue reconocido como el más sabio de su tiempo. Escribió innumerables obras. "Las Etimologías" resume las ciencias y los conocimientos de la cultura clásica, fue traducida al romance por Alfonso X el Sabio. También escribió: ”Historia visigothorum, sueborum, vandalorum”, “Chrónica, y “De Virus illustribus”. En sus obras se recogen el "trivium" y el "cuadrivium", división de los estudios de la Antigüedad clásica y que pasó a la enseñanza durante la Edad Media.

 

Cabe destacar, por la importancia de las obras conservadas, entre otros: San Leandro de Sevilla. Martín de Braga. Braulio de Zaragoza. Julián y Eugenio de Toledo. Fructuosos de Braga, Valerio del Bierzo.

 

La influencia cultural gótica en la formación de España como nación y Estado fue enorme. Los vestidos visigodos, como el pantalón, la camisa y los zapatos, sustituyeron los vestidos talares romanos e ibéricos y las sandalias. Los balcones y voladizos en las casas los introdujeron los godos. Las reglas armónicas de la música son godas. Nuestro concepto del honor es godo, así como gran parte de nuestra ética. La lengua española está impregnada en su vocabulario, fonética y léxico de palabras góticas. Son palabras góticas: zapato, gorro, galones, templado, daga, machete, garbo, estribo, trampa, trepar, rango, banda, bandera, ganado, heno, Galindo, Gutiérrez (hijo de godo), Godoy, Jiménez, Rico etc. Los españoles somos godos, tanto es así que todavía hoy día a los peninsulares se les llama en las islas Canarias godos.[13]

 

La filóloga Jurate Rosales ha demostrado que la lengua Castellana o Español en la forma de hablar el Latín vulgar los godos (bálticos). Se comprueba en las diptongaciones de la o, a, e largas, en la pérdida de la f inicial, en la palatización de las silabas latinas ki y ti, en el cambio de la k latina por la g española, en la terminación ez de los patronímicos, en la ausencia de t en la terminación de la tercera persona del plural, cambios que son similares a los de las lenguas bálticas [14].

 

Esta memoria histórica se conserva muy viva en la Edad Media, tanto es así, que en el año 1073, el prusiano Adán de Bremen, escribía que llegaban a la isla de Curlandia, peregrinos godos de Espanna (nn: ñ) y Grecia a consultar los oráculos.[15]

La mayor concentración de necrópolis se encuentran hoy en yacimientos arqueológicos de Castilla y León, veintisiete hasta la fecha de hoy. Dos en torno a Mérida,  dos en Gerona y cuatro en Granada.

7. El Arte

La arquitectura visigoda es fundamentalmente religiosa y sus iglesias se levantan en la etapa que va desde la abjuración de Recaredo en el 589, hasta la invasión de los árabes en el 711. Las que se han conservado hasta hoy día son iglesias rurales de parajes aislados de Castilla y León y Toledo, sobre todo. Las iglesias de las ciudades o se convirtieron en mezquitas o desaparecieron bajo posteriores edificaciones.

 

Son edificios de tamaño pequeño, de planta basilical o de cruz griega, con muros de piedra tallada y escasas ventanas. En ellos se utilizan como elementos constructivos el arco de herradura y la bóveda de cañón. La decoración está basada en motivos geométricos, flores estilizadas y, en algunos casos, figuraciones sobre temas bíblicos.

 

Se conservan 21 iglesias visigodas repartidas por toda la geografía española. Las más representativos son la iglesia de San Juan de Baños en Palencia, mandada construir por Recesvinto en el 661, que ha mantenido el culto ininterrumpidamente hasta hoy, San Pedro de la Nave, Zamora, Santa Comba de Bande, en Orense, Quintanilla de las Viñas, en Burgos, Santa María de Melque, en Toledo. A este estilo artístico los historiadores le pusieron después el nombre de mozárabe, mudéjar o hispanomusulmán. La mezquita de Córdoba está construida en estilo visigodo con materiales de la iglesia de San Salvador y de antiguos monumentos hispanos.

 

El arte llamado mozárabe es el arte que los godos realizaron en tierras dominadas por los musulmanes.

 

Los visigodos destacaron en el arte de la orfebrería de la que son una muestra valiosa el Tesoro de Guarrazar (Toledo) y la cruz votiva del Tesoro de Torredonjimeno (Jaén)

 

 

Cronología de los reyes godos del Reino de España


Reyes visigodos

Buerico

Hermanrico

Viderico

Fritigerno (369-380)

Atanárico 381

Alarico I (395-415) (estirpe Balta)

Ataúlfo (410-414) (Barcelona)

Sigérico (415)

 

Capital Tolosa

 

Walia (415-418)

Teodorico (418-451)

Turismundo (451-453)

Teodorico II (453-466)

Eurico (466-484)

Alarico II (484-507)

Gesaleico (507-510)

 

Capital Barcelona, Sevilla, Mérida y Toledo

 

Amalarico       510-531

Teudis             531-548

Teudiselo        548-549

Agila               549-554 (1º C. en Spanna

Atanagildo      554-567

Liuva I            567-572

Leovigildo      568-586

Recaredo I      586-601

Liuva II           601-603

Viterico           603-610

Gundemaro     610-612

Sisebuto          612-621

Recaredo II     621

Suintila           621-631

Sisenando       631-636

Chintila           636-639

Tulga               639-642

Chindasvinto   642-653

Recesvinto      649-672

Wamba            672-680

Ervigio            680-687

Égica               687-702

Vitiza              702-710

Rodrigo           710-711

Agila II            711-713

Ardo                713-720

 

Capital Cangas de Onís, Oviedo, León y Madrid

 

Pelayo             718-737

Fruela              737-739

Alfonso I          739-757

Etcétera

Alfonso XIII     1902-1931

Don Juan           1931-1975 (Conde de Barcelona)

Juan Carlos I     1975-

 

 

 

 

Bibliografía recomendada

 

De origine actibusque Getarum. Jordanes, año 551. La traducción más actualizada es “Origen y gestas de los godos” Edición de José María Sánchez Martín. Cátedra Letras Universales (Anaya) Año 2001.

 

Los Godos. Jurate Rosales. Edit. Ariel. 2004.

La España Visigoda, un atlas ilustrado. Editorial SUSAETA. Varios autores. Calidad máxima en papael, fotografías y mapas. Lo más completo visto hasta ahora. Todo localizado en mapas y fotografiado en color.



[1] Los Godos. Jurate Rosales. Edit. Ariel. 2004. Págs. 216/17.

[2] Bárbaro según la denominación romana, pero era un pueblo con un cultura bimilenaria y de tal potencial humano económico, espiritual y técnico que derrotó al Imperio Romano.

[3] Primera Crónica de España en el capítulo 386, Alfonso X el Sabio. Comprobadas por las excavaciones arqueológicas de los años 1960 de la UCLA..

[4] Gimbautas Marija., The Balts, Frederick A. Praeger, Nueva York-Washington, 1963. Second printing 1968. Library of Congress Cat. Nr. 63-18018: p. 43. Comprobado arqueológicamente por UCLA de California.

[5] Lietuvos Istorija, pág. 20.

[6] Jurate Rosales. Los Godos. Edit. Ariel. 2004.

[7] Los Godos. Jurate Rosales. Edit. Ariel. 2004. Pág. 19, 2º párrafo, línea 16

[8] Hay abundante bibliografía coetánea de los hechos: Historia adversus paganus, de Orosio. La Chronica de Idacio. Correspondencia del Papa Gregorio Magno. Vitae Desiderii del rey Sisebuto.

[9] Fue convertido al catolicismo por su esposa Ingunda, hija católica del rey franco de Austrasia. Fue mandado a la Bética para cortar las desavenencias con su madrastra Gosvinda, arriana acérrima.

[10] Los godos en España. E. A. Thompson. Oxford 1969.  Historia Alianza Editorial 1971. Edición 2007, Pág., 348.

[11] Historia Wambae regis, de Julián de Toledo

[12] Así lo recoge las fuentes cristianas como Ximénez de Rada, la Crónica Mozárabe de 754 y las fuentes árabes más antiguas sobre la yihad en Al Andalus corresponden a la segunda mitad del siglo IX: Maymua, Fath Al Andalus, Al Atir, Al Himyari, Al Maqqari y Al Qutiya, descendiente de Sara, nieta de Vitiza.

[13] Una de las mejores fuentes para conocer la Historia de los godos es “La Primera Crónica General” de Alfonso X el Sabio.

[14] Los Godos, Jurate Rosales, capítulo 3, páginas 45/56

[15] Los Godos de J. R., pág. 330.