El Sexenio revolucionario. I República

 

 

Fco. Javier Albert Gutiérrez

1. El gobierno provisional de Serrano (1868-74)

Triunfante el pronunciamiento militar, secundado por las revueltas populares, se constituyó un gobierno provisional, presidido por el general Serrano, con ministros progresistas y unionistas. Pero al mismo tiempo se organizaron Juntas revolucionarias, elegidas en Madrid y provincias, por sufragio universal.

La máxima preocupación del gobierno fue sustituir el poder de las Juntas revolucionarias por el del gobierno central, por lo que el gobierno provisional decretó:

§    El sufragio universal (masculino).

§    La libertad de culto.

§    Libertad de imprenta y de enseñanza.

§    Libertad de reunión y asociación.

§    Fijó el 11 de febrero d 1869 para elecciones a Cortes constituyentes.

Triunfaron los progresistas y monárquicos, por lo que las Cortes autorizaron a Serrano para que formara un gobierno definitivo, mientras se elaboraba la Constitución y se elegía un nuevo rey de España.

2. La Constitución de 1869.

 

Entre los artículos destacan los siguientes aspectos:

 

§    La forma de gobierno de la nación española es la monarquía.

§    La soberanía nacional es el origen de todo poder.

§    Sufragio universal (sólo hombres).

§    Cortes bicamerales: Congreso de Diputados y Senado.

§    Función de las Cortes: Aprobar presupuestos. Elegir la Regencia. Posibilidad de moción de censura al Gobierno.

§    Monarca: Ejercer, a través de sus ministros, el poder ejecutivo, si bien es irresponsable de su gestión y de las decisiones de las Cortes. Es inviolable. Nombra y depone a sus ministros.

§    Reconoce amplias libertades: inviolabilidad de correspondencia y domicilio, libertad de pensamiento, libertad de cultos, garantías procesales y derecho de reunión y asociación.

3. La monarquía de Amadeo de Saboya (1870-73)

Prim consiguió que entre diversos candidatos fuese elegido rey el príncipe Amadeo de Saboya, hijo del rey Víctor Manuel II, por su trayectoria política liberal. Pero antes de llegar a España perdió su principal apoyo al morir asesinado el general Prim.

Los carlistas, bajo la dirección de Carlos VII, se rebelaron con las armas en Aragón, Valencia, Navarra, provincias vascongadas y norte de Cataluña.

Los republicanos también se sublevaron.

La rebelión de Cuba arreció.

Los monárquicos legitimistas conspiraban, como también los demócratas, que habían quedado fuera del gobierno.

La aristocracia española no admitió de buen grado al nuevo rey, que tuvo que sufrir Varios desplantes en diversos acontecimientos sociales.

Ante toda esta oposición Amadeo I de Saboya renunció al trono cuando el Gobierno decidió disolver el Arma de Artillería.

3. La Primera República (1873)

Tras la abdicación del Rey, las Cortes no fueron disueltas sino que el Senado y el Congreso se reunieron en Asamblea Nacional y proclamaron la República como nueva forma de gobierno el 11 de febrero de 1873, lo que era anticonstitucional. Estas Cortes estaban formadas por 458 diputados, de los cuales 183 eran masones. Esto quiere decir que una sociedad secreta de dos o tres mil personas dominaba a millones de españoles.

Se eligió presidente a:

Figueras.

El personaje: Fundador del periódico republicano federal «La Igualdad» (noviembre de 1868). Fue miembro del directorio del Partido Republicano desde el año 1869 hasta el año 1873. En el año 1869 pasó a encabezar la minoría republicana en las Cortes. Proclamada la República, fue elegido jefe del poder ejecutivo (12 de febrero de 1873).

Su Gobierno: experimentó una gran crisis provocada por los radicales y más tarde debió hacer frente a la proclamación del Estado catalán, por los republicanos federales.

Aparecieron la Juntas revolucionarias que iniciaron una rebelión cantonal; se destituyeron los ayuntamientos no republicanos y estallaron disturbios por todas partes. Se desató el deseo de acaparar puestos y empleos. Surgieron desavenencias entre radicales y federales. El 10 de mayo se convocaron las elecciones a Cortes constituyentes y las ganaron los federales, que eligieron presidente a:

Pi y Margall

El personaje: Fue director del periódico  «La Discusión». Sus principales influencias ideológicas fueron Proudhon, al que tradujo, Hegel y Feuerbach. Por su ideología era un anarquista que difería del anarquismo en la utilización de los medios para alcanzar su ideal. Su idea era acabar con el Estado, pero de una forma democrática En 1890 fundó el periódico «El nuevo régimen», desde el que defendió sus ideas, al tiempo que sostenía la causa de la independencia cubana.

 

Su política: Al proclamarse la primera República Española fue nombrado ministro de la Gobernación (febrero-junio de 1873), y desempeñó la presidencia entre junio y julio. Elaboró una Constitución federalista que no llegó a proclamarse, debido a la insurrección cantonalista. Los extremistas locales proclamaron repúblicas locales independientes.

 

Se quemaron casas de ricos, ardieron fábricas y edificios civiles, y muchos federalistas se convirtieron al anarquismo y al marxismo revolucionario (1ª Internacional Obrera). Proclamaron la independencia los cantones de Granada, Málaga, Cádiz, Sevilla, Cataluña, Cartagena, etc.

 

El cantón de Granada decretó lo siguiente:

 

o       Una contribución de cien mil duros contra los ricos

 

o       Derribar todas las iglesias y fundir las campanas para acuñar moneda de bronce.

 

o       Cesar a todas las autoridades.

 

La misma línea siguieron los demás cantones.

Unos cantones declaraban la guerra a otros:

El cantón de Cartagena, que tenía gran parte de la Armada, exigió un impuesto a Alicante, y como nuestra ciudad se negó a pagarlo la bombardeó.

Comunicado del pueblo de Jumilla a la Nación Murciana:

 

Jumilla desea estar en paz con todas las naciones extranjeras y, sobre todo con la Nación Murciana, su vecina, pero si la Nación Murciana, su vecina, se atreve a desconocer su autonomía y a traspasar sus fronteras, Jumilla se defenderá, como los héroes del Dos de Mayo, y triunfará en la demanda, resuelta completamente a llegar, en sus justísimos desquites, hasta Murcia, y a no dejar en Murcia piedra sobre piedra”.

 

En la industriosa Alcoy los asesinatos fueron especialmente virulentos.

Las Cortes, ante el caos total, nombró un nuevo presidente:

Salmerón

El personaje: Catedrático de filosofía en Oviedo y Madrid y figura destacada del Partido Democrático; participó en los intentos insurreccionales anteriores a la Revolución de 1868. Proclamada la República (1873), Figueras lo nombró ministro de Gracia y Justicia, cargo desde el que impulsó la separación de Iglesia y Estado, y realizó reformas penitenciarias y de la administración de Justicia.

 Su política: Dio ordenes a los generales Martínez Campos y Pavía de que terminaran con la rebelión, lo que consiguieron en pocos días, dado la desorganización de las milicias cantonalistas. Finalmente dimitió al negarse a firmar las penas de muerte en septiembre.

Las Cortes eligieron a:

Castelar:

El personaje: Participó en la revolución de 1868, pero se opuso a Amadeo de Saboya. Defendió el republicanismo individualista frente al federalismo socializante de Francisco Pi y Margall. Era ministro de Estado cuando fue nombrado Presidente de la República.

Su política: Líder de la derecha republicana, trató de contener la crisis suspendiendo derechos constitucionales y reforzando la disciplina del Ejército. Restauró la pena de muerte. Estableció la censura de prensa. Rehabilitó el Arma de Artillería. Intentó restablecer un orden mínimo de convivencia, pero fue destituido por las Cortes en enero de 1874. Ante la posibilidad de una vuelta al federalismo y el desorden el general Manuel Pavía (3 de enero) mandó una escuadra de guardias civiles entrar en las Cortes y disolver la Asamblea, ante la negativa de los congresistas, dispararon cuatro tiros al aire y todos los diputados huyeron por las ventanas.

Una alianza de conservadores, republicanos radicales y republicanos unitarios formaron un nuevo gobierno, nombrando presidente al general:

Serrano:

Que delegó la presidencia del Gobierno en Zabala y ocupó la presidencia del Estado. Se trasladó al norte para sofocar la guerra carlista, pero allí le sorprendió el pronunciamiento de Sagunto del general Martínez Campos. Con la Restauración y la entronización de Alfonso XII, Serrano perdió su peso político.