Rosa Díez no traiciona su corazón

 

 

Fco. Javier Albert Gutiérrez, 07 de septiembre de 2007

Diario INFORMACION de Alicante, 07/08/07, OPINIÓN, i22.

 

rosa Díez, parlamentaria europea por el PSOE durante dos legislaturas, candidata a la Secretaría General de dicho partido y a la del PSE, exparlamentaria del PSE por Vitoria, exconsejera de Comercio, Consumo y Turismo del Gobierno autonómico bajo la presidencia de Ardanza, militante del Partido Socialista desde hace más de treinta años, ha decidido abandonarlo y entregar voluntariamente su acta de eurodiputada porque no reconoce en este PSOE que dirige José Luís Rodríguez Zapatero al PSOE de toda su vida. Acusa al presidente del Gobierno de pretender implantar un modelo de Estado confederal que no planteó a los ciudadanos en su programa, no fue votado en el PSOE "y que es inviable". Y censura abiertamente su política antiterrorista.

 

Rosa Díez no traiciona su corazón, es fiel a sí misma y es lo suficiente culta para distinguir entre lo que ha sido y es la ideología del partido y cuál es la “filosofía” pedestre de este grupito de noveles que, maniobrando hábilmente con los guerristas y los delegados catalanes, le ganó la Secretaría General a José Bono en el último congreso.

 

ZP ha sabido darle a cada cual lo suyo, y a los que no se lo ha podido dar todavía, prometérselo. Y también ha sabido dar un chupachup, un palo y un caramelo, al que se le ha desbandado. Los hay que prefieren el pesebre y la cabezada a la libertad. ¡Vaya panda de “expañoles” que nos ha tocado sufrir a estas alturas de la democracia y de la vida! Al final quien traiciona a su corazón lo paga de una u otra forma.

 

Esto del desengaño es un proceso y lleva su tiempo, lo que pasa es que a unos les lleva más que a otros, depende de lo enganchado que esté cada cual. Es duro estar treinta y tantos años afiliado a un partido y decir de pronto “a tomar por saco el amor de mi vida”. Pero es que este Zapatero no les ha dejado otra opción, porque ha traicionado el ser y la esencia de lo que ha sido el PSOE. Este gesto de Rosa es como abandonar la casa paterna -que en realidad es su casa-, porque la familia la ha vendido al mejor postor por dinero manchado de sangre. Lo coherente es mantenerse fiel a sí mismo, no prostituirse por cuatro duros ni por cuatro millones ni por un puesto de trabajo.

 

Estos valientes como Rosa, encima de que toman la postura más honrada, renunciando a las prebendas del poder, tienen que sufrir que les llamen traidores, fachas, de derechas, y, en fin, que todos los lacayos, correveidiles y mamones diversos les tiroteen con toda clase de calumnias, bulos y difamaciones.

 

Lo malo de esta gente honesta, como Rosa, Boadella, Savater, etc., que no traga lo que le echen, es que va a recibir fuego cruzado, porque los del PP también les van a zurrar. Todos temen que les quiten votos, como si los votos fueran suyos, de su entera propiedad y los hubieran heredado por la gracia de Dios de sus mayores.

 

El PSOE no ha sido nunca antiespañol, como demuestran sus propias siglas. Los fundadores históricos de dicho partido nunca se avergonzaron de España, su historia, su cultura y su lengua. Esta es una moda que ha impuesto en nuestro país un sistema electoral que ha quedado obsoleto. Y sólo se ha tenido que corromper un poco la democracia con la llegada de esta nueva hornada de políticos profesionales para que la enfermedad se manifieste con toda su crudeza. Una enfermedad que ha hecho que manden en España los más radicales, los más lunáticos, los más fanáticos y los más intransigentes, cuando en este Reino las mayorías siempre han dado un ejemplo de moderación.

 

¿Cuántos anónimos simpatizantes piensan como Rosa? Veremos en las próximas elecciones cuántos le dicen a ZP que por ahí NO. Todos aquellos que no vivan de los partidos tienen que demostrar que son dueños de sus votos, porque en la mayor parte de España ya no hay barones y siervos, ni feudalismo, ni los adultos se dejan aterrorizar como niños por las pandillas de matones que campean a sus anchas por las calles, los institutos y las universidades.

 

Fco. Javier Albert Gutiérrez, 07 de agosto de 2007