Una despedida con honor

 

Javier Albert Gutiérrez. Alicante, 16 enero 2006

 

Don José Mena, teniente general del Arma de Caballería, debido a su alta capacidad y responsabilidad, ha llegado a conseguir la graduación más alta de nuestras fuerzas armadas. Podríamos decir, teniendo en cuenta su currículo, que ocupa un puesto entre las diez o doce eminencias más destacadas de España.

 

Su discurso ha sido correcto, y por los comentarios, me da la impresión que nadie lo ha leído, sino que comenta la versión manipulada de la prensa polankista.

 

En dicho discurso enumera todas las MISIONES que se han llevado a cabo las FF AA, la nueva reestructuración del Ejército (de la que él ha sido protagonista principal), el estado de profesionalización de la tropa y los logros en la modernización del armamento y material.

 

Sólo al final del discurso hace un llamamiento a la responsabilidad de los políticos y sobre tres asuntos anticonstitucionales que ha planteado el “Estatut” y que perjudicarían al noventa por ciento de los españoles.

 

Se refiere a:

 

La Nación, cuyo concepto no puede imponer un grupito de una parte a todos, los republicanos de Cataluña a los españoles.

 

Las lenguas regionales, que no deben usarse con carácter discriminatorio. No se debe obligar a nadie a usarlas, y menos, ser obstáculo para la movilidad profesional. Todo español tiene derecho a estudiar en su lengua nacional y común, el Español.

 

Y la Justicia, que debe ser igual para todos los españoles, sean de donde sean. Porque lo de los tribunales territoriales es algo propio de la Edad Media.

 

Con una generosidad fuera de lo común, ha preferido ser fiel a su conciencia en contra de sus intereses personales y materiales. ¡Qué lección para esta pandilla de bachilleres metidos a politicastros que venden España en porciones, como un queso!

 

La comparación no tiene color si comparamos la generosidad del teniente general, una vida plena de trabajo y estudio, con la racanería de estos políticos chusqueros que nos desgobiernan.

 

El teniente general de nuestras Fuerzas Armadas no ha hecho más que repetir lo que tantas veces ha dicho Bono desde que es Ministro de Defensa. Lo que pasa es que, dada la crispación a que nos ha llevado Zapatero, presidente por accidente, reformando unos estatutos que nadie, excepto cuatro políticos, pedía que se reformasen, sus palabras se han sacado de quicio.

 

Es inconcebible en un país democrático que a este militar se le castigue por defender su Constitución, y que a Carod Rovira y sus secuaces, enemigos expresos de España, se les premie y ría el exabrupto, retransmitido por toda la canallesca, de arrancar y quemar páginas de la Constitución española.

 

La conclusión que yo saco es que don José Mena, en un bello gesto, ha advertido a los españoles de la barrabasada que están haciendo unos políticos ineptos, corruptos e irresponsables. Unos políticos que hacen estas reformas para aumentar su poder, su relevancia y disponer de más dinero para su exclusivo beneficio.

 

Don José Mena no va a beneficiarse por sus declaraciones, sino todo lo contrario. Pero esa generosidad es lo que distingue a un ínclito caballero de un villano felón.

 

En cambio, los políticos, con estas reformas ilegales, pues una Constitución no se puede reformar por una ley orgánica, van a aumentar su poder, su relevancia y sus bolsillos. Y van a repartir cargos públicos a sus clientelas particulares. Todo a costa de los contribuyentes españoles.

 

¿Qué debemos hacer cuando unos políticos vulneran nuestra Constitución?

 

Ustedes mismos.

 

Palabras de don José Bono el 11 de octubre de 2004, en una entrevista de TVE:

 

"Aspiro a decir cosas que tengan sentido común, y dije, y desde luego reitero, que yo no puedo sentirme molesto porque un militar coja la Constitución, la lea y la defienda. Que lo que me preocuparía es el militar que no quiere leer la Constitución porque está en contra de ella. Aquí, en este país nos ha preocupado siempre cuando los militares no han sido constitucionalistas. Pero claro, que los militares se declaren defensores de la Constitución, pues solo faltaría que les arrestara el ministro de defensa, por defender la Constitución, por defender la igualdad, por defender los valores constitucionales ¡Hasta ahí podíamos llegar¡"