Un aire de fronda sopla mañanero, creo que ruge contra Zapatero

 

 

Por lo visto, los estudiantes han aprendido la lección que les dieron hace unos meses los jóvenes islamistas franceses con su intifada incendiaria. Desde luego si tengo que elegir entre la revuelta estudiantil de Francia y el botellón de España, me quedo con los nuestros.

 

El botellón es la manifestación de una juventud hastiada. Los jóvenes que tienen que jugar un partido de baloncesto el domingo no creo que se vayan de botellón el sábado. Y donde digo baloncesto, se podría poner cualquier actividad de ocio. Es también la consecuencia de unos padres que han perdido sus valores y los han sustituido por consignas progres sin fundamento ni raíces. Las consecuencias son problemas familiares para todos.

 

La libertad de cada uno termina donde empieza la de los demás. Todo el mundo tiene derecho a divertirse pero sin amargar a los otros. Las personas que están descansado en sus casas deben exigir que nadie les perturbe su intimidad. Los poderes públicos tienen la obligación de garantizar esa norma, pero la canalla de políticos que tenemos pasan y van a lo suyo, a su estatuto.

 

La ley laboral francesa trata de facilitar la primera contratación a los jóvenes. Si el Estado impusiera a los empresarios condiciones imposibles, no podrían crear puestos de trabajo, porque sus empresas no serían rentables.

 

Los jóvenes franceses son lo peor de Europa. Cualquiera que haya vivido en Francia y en un país nórdico o anglosajón puede establecer la diferencia. El respeto que hay a los mayores y a las normas de convivencia en las monarquías europeas es muy superior al vandalismo de las repúblicas.

 

¿Eso por qué es así? Porque las monarquías europeas no interrumpieron violentamente su evolución cultural ni borraron su memoria histórica.

 

En la antigua URSS y sus países satélites ha pasado lo mismo. Toda esas mafias y ladrones sádicos que nos llegan del Este tienen la misma causa. Son gentes que han perdido sus valores tradicionales de antes de la revolución y no tienen otros nuevos.

 

Todo empezó cuando una panda de lunáticos impuso falsas utopías que borraron la sabiduría acumulada por la civilización en los últimos cinco mil años. Los muy cretinos les cambiaron el nombre hasta a los días y los meses. Por eso en los antiguos países socialistas vuelven a sus antigua religiones y en algunos hasta intentan recuperar las monarquías.

 

Rousseau y su gilipollez de que el "hombre es bueno por naturaleza" y la sociedad lo hace malo, fue la base de todas las utopías que han terminado en genocidios bestiales, la ciencia ha demostrado que es todo lo contrario. La ciencia ha demostrado la validez religiosa del concepto de pecado original. La evolución de cientos de miles de años ha convertido al hombre en el depredador más eficaz que haya tenido la Tierra. El hombre es por naturaleza violento, es un asesino nato. Por eso las sociedades democráticas deben tener leyes muy severas que controlen y castiguen la violencia de los hombres. Pero en este país muchos ignorantes parece que no entienden que la democracia y la libertad no es que cada uno haga lo que le de la gana. Eso llevaría a ley del más fuerte, al regreso a la selva, a la esclavitud y al botellón.

 

Napoleón, hijo de la I República francesa y de la revolución de 1789, fue el primer gran carnicero del mundo. El precursor de Hitler, Stalin, Mao, Pol Pot, Azaña y demás criminales. Provocó la muerte de millones de franceses, la ruina de España, desmantelándola, saqueando hasta las tumbas, destruyendo iglesias y patrimonio cultural e infectando Hispanoamérica de una ideología meningítica que la ha dejado tarada por los siglos de los siglos para el desarrollo.

 

La Revolución francesa fue la  reacción contra el progreso de la humanidad. Los trabajadores se aferraban al proteccionismo de los antiguos gremios, al espíritu corporativo medieval, que todavía sigue imperando allí. Por eso los socialistas se llaman “compañeros” como los oficiales y aprendices de los gremios. Así le va a un país que por naturaleza, por sus condiciones geográficas excepcionales, debería ser el más rico de la tierra.

 

De la Revolución Francesa arrancan todas las soluciones violentas políticas que han terminado en sangrientas matanzas y crueles fracasos, y las desgracias y genocidios atroces que ha sufrido el mundo desde 1789. El último sonado fue el de los hutus de Ruanda, que murieron asesinados porque Mitterrand les envistió a los tutsis. ¡Para ser bueno el hombre, como decía Rousseau, mira que han asesinado gente estos gabachos de mierda!

 

¡Qué peste de franceses! ¡Siempre nos han odiado, menospreciado e intentado destruir!

Dicen que África empieza en los Pirineos. Que los españoles somos moros. Hasta la Bigitte Bardott salío en una revista echando pestes de las enfermeras españolas.

 

El mayo del 68 fue un fracaso más. ¡Para lo único que sirvió fue para que sus mejores filósofos iniciaran una crítica feroz al marxismo sacralizado en la década de los 60!