Aunque para el estudio de los temas utilicemos el nombre de los reyes, eso no quiere decir en absoluto de que estos fueran los responsables políticos de los sucesos históricos. Hasta ahora hemos padecido una historiografía, que hasta el siglo XVIII fue publicística de guerra de Inglaterra, Holanda y Francia, enemigos en diversas guerras y en la disputa colonial de España. Y partir de este siglo, sin dejar lo anterior, fue mitología romántica y propaganda doctrinaria del liberalismo jacobino, del marxismo y del nacionalismo romántico, marxista e islamista.
Por otra parte hay que entender que la Monarquía Hispánica era un Imperio, es decir, un Estado que agrupaba a múltiples naciones dispersas por toda Europa, América, Asia, África y Oceanía.
Los responsables políticos fueron siempre, en todas las épocas, los políticos y los partidos que en cada época gobernaron el Imperio Español, que formaban la clase dirigente y que procedían de todos sus territorios, desde el norte de Europa hasta el sur de la Península Itálica, los poderes fácticos, como la Iglesia secular y regular, y los estamentos sociales, como la nobleza, la burguesía y el pueblo.
Los reyes actuaban a través de las instituciones que en cada época administraban la Nación española. En el caso de la Monarquía Española o Imperio español, cada territorio tenía sus propias instituciones y Cortes. Un sistema muy complejo, dado que España era eso, un Imperio, dentro del cual cada territorio gozaba de una autonomía más o menos amplia, con sus propias instituciones y fueros medievales.
El historiador Herr relaciona la caída de Floridablanca y su sustitución como jefe de gobierno por Aranda con las presiones que ejerció el nuevo embajador francés en Madrid.
Meses ante de su sustitución el 28 de febrero
de 1792, Floridablanca se lamentaba, en carta confidencial a J. N. De Azara,
embajador en Roma, de la difícil coyuntura a la que había tendido que
enfrentarse desde julio de 1789: “Peores cartas para jugar nadie las ha
tenido ni jugadores más descabellados”.
Más que hablar de la persona de Carlos IV, por lo tanto, habrá que hablar en todo caso de los políticos que gobernaron en su época, como José Nicolás de Azara, Francisco Cabarrús, Floridablanca, Aranda, etc., y, sobre todo, Manuel de Godoy.
Manuel Godoy era segundón de familia noble de segundo rango nacido en Badajoz en 1767. Entró a formar parte de la Guardia de Corps desde 1784. Su carrera fue meteórica. Al casarse con Mª Teresa de Borbón, prima del Rey, emparentó con la familia real. En 1792 era Teniente General y Secretario de Estado. En 1795 fue nombrado Príncipe de la Paz.
Tanto antes de Godoy como después son muchos los políticos que han llevado a sus países al desastre, la miseria, a la masacre y a la desaparición. Sin embargo, no hay nunca que olvidar que España fue una víctima más dentro de Europa de las ambiciones de un megalómano de tan bajo linaje como él, Napoleón, un general cuya ambición personal fue causa directa de muerte de cientos de miles de personas, tanto de franceses, que fueron víctimas y verdugos a la vez, como del resto de los europeos que sufrieron sus sangrientas ínfulas imperialistas.
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Al mismo tiempo que se desarrollaba la guerra de liberación tuvo lugar un movimiento revolucionario protagonizado por algunas minorías de intelectuales, burgueses, profesionales y algunos nobles, que querían continuar el movimiento reformista iniciado en el siglo XVIII, pero que había sido frenado por Carlos IV.
Aceptan la renuncia de Carlos IV y Fernando VII, viendo en el régimen napoleónico la posibilidad de realizar la revolución.
Procedían de los ilustrados del siglo XVIII. Los burgueses se sentían atraídos por el prestigio Napoleón, por que había consolidado la revolución, y la nobleza y el clero por que había restaurado el orden.
Firmaron sin ningún escrúpulo la Carta Otorgada que el autoemperador Napoleón les presentó en Bayona, creyendo así, unos que alcanzaría privilegios, y otros, que conservarían los que ya tenían y sus propiedades. Casi todas las altas jerarquías eclesiásticas acudieron sumisos a Bayona, repitiéndose, como mil años antes, lo que hicieron los vitizanos cuando el Imperio árabe invadió España.
El pueblo los tacho de traidores. Al terminar la guerra marcharon al exilio 12.000.
Ideología:
§ Eran partidarios de una Monarquía autoritaria, capaz de realizar reformas y evitar la revolución
§ Supresión del régimen señorial
§ Supresión de la Inquisición
§ Traslado de todas las aduanas a las fronteras
§ Reducción del numero de conventos
§ Eliminación de las tierras de manos muertas
§ Reforma del Código Civil
§ Opuestos a Napoleón
§ Independencia del poder judicial
§ Control del gobierno por las Cortes
§ Reclutados entre los intelectuales y burguesía media
§ Su ideal era una Constitución del corte de la francesa de 1789
Su líder, Muñoz Torrero, en la primera sesión de las Cortes de Cádiz, declaró que la soberanía nacional residía en la Cortes, legítimamente constituidas.
Pertenecían a este partido el conde de Toreno, Martínez de la Rosa, Alcalá Galiano y Quintana. Se negaron a aceptar lo de la Soberanía Nacional, y se les llamó absolutistas.
La Junta Central Suprema, presidida por don José de Moñino, conde de Floridablanca, ante el avance de los franceses, se vio obligada a trasladarse a San Fernando (Cádiz), donde en enero de 1810 se disolvió entregando el mando a una Regencia, la cual, a petición de Fernando VII, convocó reunión a Cortes. La primera sesión de las Cortes tuvo lugar el 24 de septiembre de 1810. La mayoría la ostentaron los liberales frente a absolutistas y jovellanistas.
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La convocatoria se hizo según el criterio de los liberales. Acudieron a la convocatoria los diputados elegidos en la zona libre y en algunos de los territorios ocupados por los franceses.
Si analizamos la profesión de los componentes de las Cortes resulta el siguiente cuadro:
§ 97 eran eclesiásticos (tres de ellos obispos).
§ 60 abogados
§ 55 funcionarios públicos
§ 37 militares
§ Entre los 59 restantes había 16 catedráticos, 8 nobles y algunos propietarios, comerciantes escritores y médicos.
Este cuadro nos muestra que la mayoría, en una composición por brazos, hubiera pertenecido al Estado llano; por otra parte, teniendo en cuenta las profesiones dominantes podría hablarse de una revolución de la burguesía intelectual.
Las Cortes trataron, desde un primer momento, de organizar el gobierno de la nación española partiendo de la liquidación de las instituciones del Antiguo Régimen. Cuando habla de españoles se refiere a de ambos hemisferios, es decir, a los de los cinco Continentes.
1. Se incorporan a la nación los señoríos jurisdiccionales
2. Sustituyen la justicia señorial por la real
3. Queda abolido el vasallaje
4. Los señoríos quedan convertidos en propiedad privada
5. Quedan abolidos los privilegios señoriales: pesca, caza, horno y montes
6. Quedan abolidas todas las aduanas locales
7. Los gremios son abolidos
8. Libertad para montar fábricas, sin permiso previo
9. Es abolido el Tribunal de la Inquisición y confiscadas todas sus propiedades
10. Queda abolido el tormento en las investigaciones judiciales
El 19 de marzo de 1812 se promulgó la Constitución.
Sus principales puntos fueron:
1. La soberanía reside en la nación
2. División de poderes: el poder legislativo lo ostenta las Cortes con el Rey. El poder ejecutivo el Rey y el poder judicial los tribunales nombrados por la ley
3. Proclama el catolicismo como religión oficial del Estado
4. Sufragio: las Cortes serán una sola cámara, nombrada por sufragio a razón de 1 diputado por cada 70.000 habitantes. Se renovarán cada dos años
5. Todos deben pagar impuestos en relación a sus ingresos, y por lo tanto todos tienen el derecho y el deber de defender a la patria
6. Limita el poder del Rey: El Rey puede negar la sanción de una ley dos veces, pero a la tercera se da por aprobada. El Rey no puede suspender, ni disolver las Cortes, ni impedir su celebración
Ahora bien, este triunfo de los liberales en la Cortes no fue en absoluto un triunfo definitivo, frente a su ideología revolucionaria se encuentra:
§ el sentimiento absolutista del pueblo, dirigido por el clero provinciano
§ la falta de entidad de la burguesía para hacerse cargo del movimiento reformista
§ y la falta de contacto entre los intelectuales y el pueblo.
Tanto es así que podemos fácilmente imaginar que la inmensa mayoría del pueblo español, que había luchado en la guerra y que aclamó el regreso de Fernando VII, no tenía conocimiento del proceso revolucionario desarrollado en Cádiz. Es ya palpable la ruptura ideológica entre los españoles, iniciada en el siglo XVIII y que se hará sangrienta a lo largo del siglo XIX y XX.