Colón: el primer español de la Edad Moderna

 

 

 

 

El veinte de mayo de 2006 se cumple el 500 aniversario de la muerte de Cristóbal Colón en Valladolid.

 

Cristóbal Colón (Colom), no Cristophoro Colombo,  nació en Barcelona hacia 1450. Hijo bastardo de un noble catalán, patricio, comerciante y navegante, participó en las guerras civiles del siglo XV contra Juan II de Aragón, padre del Fernando el Católico, hechos que llevaron a sus hermanos Bartolomé y Diego y a él a ocultar intencionadamente su origen. Nunca dijeron, como otros de la Península Itálica, que fuesen de Génova, Piazenza, Nápoles, Florencia o Venecia. Decían que eran extranjeros, como lo decían también en Castilla, en aquella época, los aragoneses, mallorquines, valencianos y catalanes. Colón sí que escribió: “...no soy el primer almirante de mi familia”.

 

Su hijo don Hernando, bibliógrafo, humanista y cosmógrafo, negó en su “Historia del Almirante” los rumores de que fuese genovés o de cualquier otro lugar de la Península Itálica. Hernando viajó a Génova y no pudo hallar ningún rastro de la familia de su padre.

 

El documento con fecha del 22 de febrero de 1498, en que se pone en boca del almirante español “...siendo yo nacido en Génova ...” se ha demostrado que es falso, y que se hizo posteriormente para pleitear por cuestiones de herencia. Y el documento de Colón escrito en Castellano que se guarda en Génova no dice, como falsamente tradujeron los italianos, que fuese de allí. Esto ha sido comprobado recientemente por el profesor Charles Merrill.

 

Con el auge de los nacionalismos en el siglo XX, numerosos historiadores han escrito libros donde han pretendido demostrar que era sefardí, italiano, francés, inglés, griego, de Córcega, de Pontevedra, de Plasencia, de Ibiza, de Guadalajara y de Portugal.

 

Su barco fue hundido, en un combate naval de la susodicha guerra civil, frente a Lagos (Cabo San Vicente) en el 13 de agosto de 1476, y logró arribar agarrado a un remo a la costa portuguesa. Allí casó, en 1478, con una noble portuguesa, Felipa Moñiz, matrimonio en aquella época imposible –una mujer noble no se podía casar con un plebeyo--, si hubiese sido el hijo del tabernero Doménico Colombo y la tejedora Susana Fontarrosa, como pretenden los nacionalistas italianos. Por otra parte, el hijo de unos tejedores en el siglo XV estaba condenado toda la vida a ser analfabeto. Cristophoro Colombo no salió de Génova hasta cumplidos los 20 años, lo que contradice la afirmación de Colón a los RR CC de que navegó desde niño, y también contradice su experiencia.

 

El hecho de que en los documentales de la tele, revistas, periódicos y en los libros se destaque siempre que es “italiano” descalifica ya al que lo  hace, por la sencilla razón de que ningún historiador honesto emplearía ese calificativo en una época en que no es correcto. El Reino de Italia nació el 17 de marzo de 1861, entonces fue empezó a generalizarse el término “italiano” para denominar a los habitantes de dicho reino.

 

Los que siempre añaden el adjetivo genovés también son tergiversadores, puesto que es un hecho no probado. Además, no es relevante, sino engañoso, puesto que el Descubrimiento fue una empresa de la Monarquía Hispánica, con barcos, capitanes, oficiales y marineros españoles. En el mundo, en 1492, sólo España y Portugal tenían los medios para llevar a cabo una expedición de ese tipo. Ni fue una casualidad el Descubrimiento, ni mucho menos lo fue la Colonización, más compleja todavía. Eso es como si dijéramos, por Wernher von Braun, que el programa Apolo era alemán, los estadounidenses llegaron a la Luna por casualidad y que Neil Armstrong, el primero que pisó dicho satélite, era inglés. Con mucha menos razón se puede poner el adjetivo “genovés” a Colón siempre que se le nombra.

 

El hecho de que la primera isla que encontró la bautizara como “La Española”, y a todas las demás con nombres españoles también es muy significativo. Por eso digo que es el primer español de la Edad Moderna.

 

La Lengua de Colón

 

El estudio más completo que existe sobre la lengua escrita del almirante castellano  lo hizo Menéndez Pidal en su obra “Sobre la lengua de Cristóbal Colón”. Y sus principales conclusiones son:

 

1.     Colón escribió todo:  su Diario de Navegación, todas sus cartas a familiares, a sus hermanos Bartolomé y Diego, a genoveses importantes  o de otras ciudades de la Península Itálica, en Castellano. Nunca escribió nada en italiano, griego o portugués.

 

2.     Presumía de saber escribir en Latín, pero lo poco que escribió en dicha lengua demuestra que sus conocimientos eran muy rudimentarios, que eran de Latín hispánico, con abundantes faltas de ortografía y sintácticas. No lo dominaba.

 

3.     Dos anotaciones suyas de cinco o seis palabras en italiano en el margen del Libro de las Profecías y de la Historia Natural de Plinio contienen groseras faltas de ortografía, lo que demuestra que no tenía ni idea de dicho idioma.

 

4.     En sus escritos en Castellano se aprecian bastantes galaicismos y algunos catalanismos.

 

El padre Roura, grafólogo de prestigio, ha demostrado que su letra corresponde a un catalán de la provincia de Barcelona.

 

Y el análisis de su estilo literario, bastante bueno, lo sitúan también en el ámbito de la educación de la nobleza catalana. Un plebeyo nunca hubiese podido acceder a la educación que tenía Cristóbal Colom, que era como escribía su nombre en un principio, hasta que lo cambió por Colón, castellanizándolo.

 

No hace falta ser muy listo para darse cuenta de que si hubiese sido de algún lugar de la Península Itálica, sus cartas a sus hermanos, familiares y gente de allí las hubiese redactado en la lengua de Petrarca y Dante.

 

La Lengua hablada de Colón

 

Aprendió a hablar portugués y la lengua franca mediterránea (un mezclote de italiano, español, francés, griego y árabe con el que se entendían los marineros). Su lengua hablada habitual era el Castellano.

 

Juan Pérez, fraile franciscano de La Rábida, dice que hablaba castellano con acento extranjero, es decir, catalán. Lo mismo decía Fray Bartolomé de Las Casas.

 

Conclusiones

 

Los historiadores franceses e ingleses, que son los que han hecho la Historia de Europa y de las Civilizaciones, tratan siempre de minimizar el Descubrimiento de América por España, y de difamar la Colonización española de América. Los italianos tratan de apropiarse a Colón, como los franceses se apropiaron el arte de Altamira y los alemanes del hombre de Neandertal, descubiertos antes en España que en dichos países.

 

Los estadounidenses, que son los que dominan ahora los documentales y el cine, siguen también esa tendencia anglo-francesa. Una tradición ideológica muy fuerte que arranca de las guerras contra los protestantes del siglo XVI y que trataba de deslegitimar los derechos de España sobre América, dados por el Papa.

 

Sin embargo, las evidencias son tan grandes que resulta difícil ocultar la gran obra española en América. La lengua, la genética, las costumbres, la gastronomía, las universidades, la religión, los topónimos, los antropónimos, la arquitectura, las universidades y el arte español están tan profundamente arraigados en el Nuevo  Continente, que no han podido borrarlo.

 

La Universidad de Granada está trabajando sobre el ADN de Colón. Los profesores Lorente y Botella  han analizado ya los huesos de la tumba que se conservan en la Catedral de Sevilla. Han descartado que fuese semita.  Se han recogido muestras genéticas de los descendientes directos del Almirante. Ahora se están recogiendo muestras en Cataluña, Valencia y Mallorca de varones con el apellido Colom, y de genoveses con el apellido Colombo. Pronto se sacarán conclusiones que confirmarán lo que sabemos por el análisis de la lengua y caligrafía de los textos y documentos escritos por Cristóbal Colón y sus familiares.

 

Desde el Renacimiento, el “Argumento de Autoridad” en ciencia no es válido. Si no es válido en las ciencias exactas, menos lo es en las ciencias sociales, que son mucho más subjetivas. Todas las ciencias han estado contaminadas por las ideologías en boga, pero la Historia mucho más.

 

Las ideologías que más han deformado la Historia en los dos últimos siglos, entre otras muchas, son el romanticismo, el liberalismo, el nacionalismo, el marxismo y el neonacionalismo.

 

En Historia sólo valen los argumentos bien razonados y con apoyo documental, escrito, plástico y material. La metodología histórica cada vez se apoya más en las otras ciencias y en la reproducción y dominio de técnicas antiguas. Así y todo hay que andarse con mucho cuidado. Y después es muy importante comprender los contextos históricos, porque hay actitudes, relaciones sociales, acciones, instituciones, expresiones, organizaciones que no se pueden dar nunca en una época porque son propias de otra. Difícilmente se puede comprender la época de Colón si no se han leído las obras literarias y científicas de su época, por ejemplo.

 

Javier Albert Gutiérrez, Alicante, 18/06/06