Los "caminos" de la información

 

Javier Albert Gutiérrez, Diario INFORMACIÓN de Alicante, página i15, 05/08/99.

La Universidad alicantina ha apostado por el futuro con la inauguración de la biblioteca virtual Miguel de Cervantes. No sólo me gusta el proyecto, sino también la forma de llevarlo a cabo. Una buena manera de aproximar la Universidad a la realidad social es buscar financiación en la empresa privada.

Las reformas educativas que se hacen en los despachos de los sesudos pedagogos suelen divergir cada vez más de sus fines, porque la realidad social y la técnica van evolucionando más deprisa que los proyectos oficiales y los procesos burocráticos par ponerlas en marcha. Así es que, cuando entran en vigor, ya están obsoletas.

La verdadera reforma educativa no va a ser la LOGSE en Enseñanza Media u otras de ese estilo en Enseñanza Superior, sino que es la que protagonizan espontáneamente los profesores y los alumnos que viven una realidad sincrónica con los medios que ponen a su alcance las técnicas actuales de comunicación y trabajo.

La forma y el fondo, el medio y el contenido, van tan ligados que son como la cara y la cruz de una misma moneda. Están apareciendo nuevos trabajos y nuevas necesidades que la adiposa mole de la enseñanza oficial no tiene la suficiente agilidad para atender.

En todas las ciudades y en todos los niveles educativos hay profesores que desde su modesto y anónimo puesto de trabajo están obrando muy por delante de lo que exige la lenta maquinaria oficial. La inmensa mayoría de ellos lo hacen de una forma totalmente gratuita, poniendo tiempo y medios de su propio bolsillo, porque lo único que les mueve es ese afán de saber, de progresar, de enseñar, de hacer las cosas cada vez mejor, que es innato en el hombre y está en la base del progreso humano. Y como ha pasado siempre que ha habido revoluciones en el ámbito académico y científico, con la oposición y el entorpecimiento de aquellos que están cómodamente instalados en la rutina cultural de tiempos pretéritos o que miran las cosas desde la perspectiva de la rentabilidad personal e inmediata.

A principios del siglo XIX España se vio trabada en su desarrollo porque carecía de infraestructuras para competir con los Estados del norte. Nuestras vías de comunicación eran insuficientes par el desarrollo de la industria y el comercio. No teníamos ríos navegables, ni canales entre ríos, ni ferrocarriles, ni carreteras asfaltadas, ni aeropuertos, ni autopistas como las del resto de Europa. Y ahora, que esto está superado, volvemos a retrasarnos con las nuevas infraestructuras que van ser la base del progreso en el siglo XXI. En España, todavía estamos funcionando con líneas analógicas y cables de cobre, cuando en Europa occidental hace tiempo que han sido sustituidos por fibra óptica y líneas digitales. Nuestras autopistas de la información parecen mas bien caminos. Panorama similar al de la década de los sesenta: cuando aquí todavía estábamos con arados y carros tirados por mulas, allende los Pirineos sólo se veían tractores y camiones ¡Menos mal que Fortuna nos dotó de sol y playas!

Este gran esfuerzo que ha hecho la Universidad de Alicante para facilitar a todo el mundo el acceso a la literatura clásica española se está viendo lastrado por unas infraestructuras insuficientes. Pensemos que si un estudioso tiene que conectarse a la biblioteca virtual Miguel de Cervantes vía módem durante dos horas, tiene que pagar seiscientas pesetas de teléfono. Con este elevado peaje feudal, Telefónica está dificultando no sólo el acceso a la cultura sino también el desarrollo de la empresa española en Internet.

Cosas como ésta explican porque la diferencia de desarrollo entre países se va agrandando cada vez más. Nuestros políticos, subidos en el carro del triunfo, sólo se preocupan de las obras que tienen una rentabilidad electoral inmediata. Mientras tanto, el pueblo dice lo mismo que aquel caballo decía a su pareja de enganche: ¡Triste suerte la del noble bruto, siempre jodido y ya ves!