Al Ándalus: siglos VIII al XV

 

 

 

El Estado islámico

El Estado islámico fue una superestructura militar formada por un ejército de musulmanes árabes, sirios y beréberes, organizados en tribus, y redoblada por un aparato recaudador de impuestos. Era un régimen teocrático y aristocrático, donde los árabes eran súbditos privilegiados. En realidad la mayor parte de los nobles territoriales vitizanos establecieron un pacto de alianza (ahd) con los musulmanes, por lo que les fue respetada en un principio su autonomía política, económica, cultural y religiosa, a cambio de pagar unos impuestos de vasallaje tribal. Con el paso del tiempo, en la medida en que se fue afianzando el poder musulmán y aumentaron las presiones, una parte de los cristianos (mozárabes), se vio obligada a emigrar al Norte, y la otra, por intereses, para no ser deportada o por que no estaba suficientemente evangelizada, se convirtió al islamismo (muladíes). El carácter de Yihad[1] que se dio desde un principio a la conquista de Spanna  hizo que la represión a los infieles fuese más dura conforme se iban asentando, con lo que en el siglo XIII no quedaban cristianos, apenas  judíos, ninguna iglesia y muy pocas sinagogas en territorio musulmán.

 

Según fuentes coetáneas árabes los contingentes que llegaron fueron:

 

711. Tariq: 17.000 beréberes

712: Muza: 18.000 árabes

716: Al Hurr: 400 árabes notables para la administración

741: Balch: 7.000 sirios

 

Total 42.400 guerreros tribales: que es más de los legionarios que necesitaba el Imperio Romano para mantener controlada España[2].

1. La ocupación.

1.1. La Guerra civil.

A la muerte de Vitiza en febrero de 710, sus fideles intentaron el reparto del reino entre sus hijos, que eran menores de edad. Pero esa división contradecía la legalidad sobre del poder real. El Concilio (Senatus) -reunión de palatinos y prelados-  tenía que ungir al nuevo rey como había sido establecido en el Concilio VIII de Toledo. El Concilio ungió rey a Rodrigo, duque de la Bética. Los hijos y fideles de Vitiza no aceptaron dicha sanción y estalló la guerra civil. En esta venció Roderico, rey de España. Pero los vitizanos no se resignaron a la derrota y buscaron la revancha. Los judíos, que habían sido expulsados por negociar con el Califato Omeya, negociaron la invasión de España. Y mediante el conde don Julián, gobernador de Ceuta, pidieron auxilio a los sarracenos.

1.2. La ayuda extranjera.

En julio de 710 Tariq abu Zara desembarco en Tarifa - de él recibe su nombre - con quinientos soldados para hacer un reconocimiento. En la noche del 27 al 28 de abril del 711, mientras don Rodrigo  luchaba contra los vascos en el Norte, que siempre habían aprovechado las guerras civiles para sublevarse. Tariq desembarco en Calpe, que cambió de nombre en adelante; los musulmanes la llamaron Yabal Tariq - la montaña de Tariq - y nosotros Gibraltar (nombre castellanizado). Con la ayuda de los barcos vitizanos y judíos, y en sucesivas idas y venidas, logró desembarcar siete mil hombres y derrotaron a las tropas de cobertura que comandaba  Sancho. Don Rodrigo recibió estas malas noticias  y en largas jornadas se encaminó hacia el Sur. Entre tanto Tariq avanzó muy despacio por la vía romana, que iba en derechura hacia Sevilla.  Tras ocupar Algeciras y Lago, pidió refuerzos a Muza, que le envió cinco mil hombres más (total 12.000).

1.3. La batalla.

Los ejércitos se encontraron en Guadalete (Lago) el 19 de julio del 711 y la batalla duró hasta el 26 del mismo mes. Don Rodrigo fue derrotado porque en el último momento los partidarios de Aquila, Olmundo, Ardabasto  (hijos de Vitiza), de su tío Oppas, obispo metropolitano de Sevilla y otros nobles con sus tropas se pasaron al enemigo mientras decían, según el texto literal de los cronistas "¡ Ese hijo de puta ha privado del reino a los hijos de nuestro señor Vitiza y a nosotros del poder. Podemos vengarnos pasándonos al enemigo. ¡Esas gentes de enfrente no aspiran sino a hacer un gran botín!". Fuentes: Crónica Mozárabe, Ajbar Maymua, el Fath al-Andalus, Ibn al-Qutiya (descendiente de Sara, nieta de Vitiza), al Himyari, al Maqqari y Ximenez de Rada.

1.4. La conquista.

En seis años conquistaron toda España y ello fue posible por seis  razones fundamentales:

 

1ª. España era un Estado civilizado que estaba gobernado por una nobleza política y un Ejército profesional muy reducido. Vencido éste, se pactó con la élite política --como pasó después en el s. XIX con Napoleón-- y se produjo rápidamente el cambio. La superioridad militar árabe se debía a que tenían un ejército mucho más numeroso que los españoles.

 

2ª. Las tropas árabes llegan a petición de los vitizanos, en rebelión soterrada contra su rey legítimo. El Reino de España se enfrentaba a un Imperio en fase álgida de expansión que dominaba toda la ribera sur del Mediterráneo y hacía imposible toda ayuda del Imperio Romano de Oriente (bizantino). Los judíos, que se movían  por todo el Mediterráneo, fueron los que sirvieron de intermediarios, los que informaron, financiaron y convencieron al Califa para que llevara a cabo la invasión.

 

3ª. El pueblo hispanogodo era ajeno a la política y a la milicia, hacía siete siglos, (19 a. C.) que había abandonado la organización tribal guerrera durante la Pax Augustea y la romanización; estaba desarmado y se dedicaba al trabajo. La mayoría no vio a un árabe, porque seguían dependiendo de sus señores hispanogodos, que eran los que se  hacían responsables de los impuestos.

 

4ª. Todos los señores vitizanos y muchos otros godos, establecieron un tratado de paz, llamado ahd por el que se les respetaba patrimonio, religión y autonomía política, a cambio de vasallaje y pagar una contribución territorial - Jaray- y un IRPF - Yizia-. Las élites dominantes suelen colaborar con los invasores para conservar sus patrimonios. En el s. XIX harían lo mismo los afrancesados con Napoleón. Y en el s. XX  los fascistas de Petain con Hitler, y los comunistas de los países del Este europeo con Stalin.

 

Los judíos, perseguidos por los godos y bizantinos por traidores, colaboraron en todo momento con los musulmanes, quedándose como guarnición armada en las ciudades conquistadas. Le convenía a sus grandes comerciantes. A cambio recibieron un trato privilegiado durante el tiempo que gobernaron en España (Al Ándalus). Más tarde en el siglo XII fueron expulsados de Al Ándalus por los almohades.

 

La conquista de Spania fue meticulosamente planificada como Yihad por el Califa Al Walid. Aunque en teoría admiten a judíos y cristianos, en la práctica fueron aniquilados. El Islam se impuso por conquista militar y el terror. En la medida que cobraban fuerza aumentaban la represión de infieles y borraban culturalmente a los pueblos dominados. Cuando se reconquistó Córdoba y Granada no quedaban ni cristianos ni judíos, ni sinagogas ni iglesias.

2. El Emirato dependiente (714-755).

Tariq había llegado a un pacto con los hijos de Vitiza, de reconocerles todas sus propiedades a cambio de ceder el trono al califa  omeya Al - Walid de Damasco. Así es que Muza proclamó en 714, formalmente en Toledo, rey de España a Walid I. España pasó a ser una provincia del Imperio musulmán, gobernada por emires o valíes, y le pusieron un nuevo nombre: Al-Andalus. Este fue un periodo de cruentas guerras civiles entre árabes, sirios y beréberes, que terminó con la emigración de los berberiscos al Norte de África. Los musulmanes que llegaron durante este periodo, según las cifras más optimistas (Claudio Sánchez-Albornoz) serían unos 40.000, y constituyeron una superestructura política y militar que nunca tuvo un dominio real de la zona que teóricamente gobernaba, excepto los últimos setenta años del siglo X, época del Califato. El Reino de España (Mal llamado Reino de Asturias por la influencia decimonónica nacionalista) quedó reducido a las montañas cantábricas y asturianas con capital en Cangas de Onís donde se refugiaron los hispanogodos rodriguistas que no se habían rendido al poder de los agarenos, y con el paso del tiempo lograrían recuperar el poder político que en esos momentos habían perdido. El valle del Duero se convirtió en un desierto que sirvió  de frontera natural entre  el reino cristiano y el poder musulmán. En Al Andalus nunca hubo una arabización si no una islamización (conversión de los hispanogodos al islamismo). Los musulmanes españoles nunca hablaron árabe, excepto para rezar y como lengua oficial o científica. 

3. El Emirato independiente (756-929)

Abul Abbás se rebeló en Bagdad contra la familia de los omeyas y consiguió exterminar a todos excepto a Abderramán (nieto de Abdelmalik, decimo Califa, e hijo de una concubina berebere de la tribu nafza) que escapó  y logró llegar al norte de Marruecos donde contactó con sus parientes y con clientes sirios de Al Andalus, y, con la ayuda de ellos, se declaró emir independiente, reconociendo sólo teóricamente la autoridad religiosa del califato de Damasco. Abderramán I profesionalizó el ejercito, orientalizó la corte y logró que los cargos cortesanos pasaran a manos de sus parientes omeyas, huidos como él de Damasco. Fue el fundador del estado islámico español.  Con sus sucesores Hixam I y Alhaken I, en la misma medida que el estado se hace fuerte crece la intransigencia religiosa y empezaron las sublevaciones como, por ejemplo:

 

La "jornada del foso" de Toledo (797): un grupo de muladíes fue invitado al castillo del gobernador con el pretexto de que presentaran sus respetos al heredero del trono; una vez dentro, conforme iban llegando les pasaban a una sala donde les cortaban las cabezas y los arrojaban a un foso. Las cabezas de los muladíes fue el presente que le ofreció el gobernador a Alhaken I.

 

Y la rebelión del arrabal de Córdoba (818) Dice el cronista Ibn al Atir: "Al Hakam estableció el impuesto del diezmo sobre las mercaderías, lo que fue mal visto por el pueblo. El califa se apoderó de trescientos de los principales exaltados y les hizo crucificar, con lo que provocó la rebelión. Se crucificó cabeza abajo a treinta de los más notables de ellos. Y, durante tres días, los arrabales de Córdoba sufrieron muertes, incendios, pillajes y destrucciones. Miles fueron deportados a Fez y otros a la isla de Creta, donde formarían un gobierno autónomo hasta 961".

 

En Fez donde fundaron una ciudad llamada de los Andalusíes. Cuando se disponía de la suficiente fuerza las rebeliones fueron reprimidas de una forma sangrienta.

 

Con Abderramán II la presión fiscal aumenta y el descontento de los muladíes también. En esta época aumenta la emigración de mozárabes hacia territorios cristianos del Norte. A partir de su muerte en el 852 el Emirato entra en crisis y Córdoba sólo controla su propia provincia. Las rebeliones muladíes más importantes fueron: los Banu - Casi en el valle del Ebro, los Ibn Merwan en Mérida, Omar ben Hafsun en Bobastro, etc.

4. El Califato de Córdoba (929-1035)

En el año 912 es proclamado emir Abderramán III[3], e inmediatamente emprendió la tarea de reducir los focos rebeldes de Al Ándalus. En 913 acabó con la rebelión de Andalucía Oriental. En 914 le tocó el turno a Sevilla. En 924 lo Banu Qasi (descendientes del duque godo Casio), muladíes que gobernaban la Marca Superior (Zaragoza), eran reducidos y transportados a Córdoba. En 917 murió el muladí Omar Ibn Hafsun (Hafsun=Alfonso) y sus hijos cometieron la torpeza de volver a la fe de sus mayores, por lo que muchos nobles le retiraron su apoyo y en 928 Abderramán tomó la fortaleza de Bobastro.

 

El mayor peligro venía por el Sur, donde el fatimí Ubayd Allah, rompiendo la unidad califal, se había proclamado Emir de los Creyentes y amenazaba en convertir Al Andalus en un estado satélite. Por otra parte, la relativa unificación del Magreb amenazaba muy seriamente las rutas del comercio andalusí, especialmente el aprovisionamiento de oro, vía Siyilmasa. El peligro, por el momento, fue conjurado con la toma de Ceuta y Melilla.

 

En 929, lograda la paz en todos los frentes se autoproclama califa y jefe de los creyentes (Amir al Muminin) Ello supuso la independencia respecto a toda autoridad musulmana superior, y la iniciación de una nueva etapa de gobierno en Al Andalus: El Califato de Córdoba.

 

La amenaza de los cristianos del Norte fue conjurada con la victoria de Valdejunquera (920) sobre leoneses y navarros y el saqueo de Pamplona cuatro años más tarde. Estas derrotas obligaron a León y Navarra a rendir vasallaje a Abderramán hasta que en

 

939, en la Batalla de Simancas/ Alhandega, el Califa Abderramán III fue derrotado por Ramiro II el Grande, y escapó de milagro herido a uña de caballo. Murieron miles de moros. Del gran botín se destaca su Corán, su manto, que se conserva en San isidoro de Léon, y su cota de malla más preciada. Nunca más se puso al frente de un ejército contra cristianos. Para resarcirse del susto, construyó el palacio de Medina Azahara, en el que se solazaba con sus dos mil concubinas.

 

Abderramán III no fue un jefe ilustrado y tolerante, como afirman los mitómanos, sino un tirano caprichoso, cruel, sanguinario, belicista y lastrado, A los jefes  de su ejército que se salvaron y a trescientos de sus caballeros musulmanes los crucificó por perder la batalla. También decapitó y crucificó a miles de cristianos y muladíes a lo largo de su vida. A su muerte, su palacio de Medina Azahara contaba con los servicios de tres mil setecientos cincuenta esclavos varones y seis mil trescientas mujeres, de las que la inmensa mayoría también estaban reducidas a la esclavitud. Sus sucesores llegaron  alcanzar la cifra de trece mil setecientos cincuenta esclavos. (Así lo recoge César Vidal en su libro “Mentiras de la Historia”).

 

Las rentas que percibía el Califa llegaron hasta la cifra record de seis millones de dinares/año. Parte de esta recaudación se gastaba en mantener un ejército profesional de unos 6000 hombres.

 

Ibn Abi Amir, conocido como Almanzor el Victorioso. Almanzor, aprovechando la debilidad de Hisham II se hizo con el poder y de 981 a 1002 gobernó de manera absoluta,  llevando a cabo una política de agresión a los reinos cristianos que  se basaba en el saqueo. Le sucedieron sus hijos pero no supieron conservar el poder que les legó su padre. Después de la muerte de Almanzor el califato entró en un período de guerras civiles (1009-1031) y quedó dividido en los llamados reinos de taifas.

5. Los reinos de taifas

Las causas hay que buscarlas en:

 

·     El aumento de la presión fiscal para mantener un ejército tan numeroso.

·     Las grandes diferencias entre los diversos componentes de la comunidad islámica, y el general odio a los beréberes del que se hacen eco los textos cronísticos.

·     El centralismo del Califato ha sido más un mito romántico que una realidad histórica. Desde el Bajo Imperio Romano, los dominus o nobles eran autónomos en sus territorios y, dependiendo de la fortaleza del poder central, había épocas que pagaban impuestos y otras que no los pagaban.

 

1as Taifas: Cuando se debilitó el ejército el espacio político del califato se disgregó en treinta reinos (1031-1090):

 

Los beréberes fueron  los que ocuparon un mayor territorio (taifas de Badajoz, Toledo y  Málaga).

 

Los muladíes estuvieron representados por los  abbadíes en Sevilla, los jahwarides en Córdoba, los tuyibíes en  Zaragoza y los razinides en Albarracín.

 

Los eslavos, por su parte,  se agruparon en la zona de levante, formando los reinos de Tortosa,  Valencia, Denia y Baleares.

Estos reinos se mantuvieron comprando la paz a los reinos cristianos del Norte mediante el pago de parias.

 

El Imperio Almorávide (1090-1145):

 

Seguidores del movimiento político y religioso musulmán fundado por Abd Allah Yasin, que encarnó una de las reacciones ortodoxas dentro del Islam occidental, predicaba:

·     La yihad o guerra santa

·     La unidad política de la Umma

·     El cobro solamente de los impuestos prescritos en el Corán

·     Y el reparto del botín.

 

Tuvo su origen en tierras de Senegal, ya islamizadas por tribus nómadas saharianas, a partir de la aceptación por los hermanos Yahya y Abu Bakr de las doctrinas de Abd Allah Yasin. En una rápida expansión, y bajo la dirección de una notable personalidad, el rey Yusuf ibn Tashfin, conquistaron una parte del Magreb y Marruecos donde fundaron su capital Marrakech (1068).

 

Su economía la basaron en el control de las rutas caravaneras de la sal de Aulil y del oro de Ghana.

 

La anexión de Toledo por parte de Alfonso VI de Castilla (1085) asustó a los musulmanes andalusíes, y los reyes de las taifas de Sevilla y Badajoz pidieron ayuda a los almorávides, que entraron en la Península y derrotaron a Alfonso VI en Zalaca (Badajoz), en 1086. Más una vez aquí, decidieron quedarse y, tras un segundo desembarco en 1090, ocuparon los reinos de Granada (1090), Córdoba,  Sevilla (1094), y Zaragoza (1110), y deportaron a sus reyes al Magreb. Al Mutamid de Sevilla murió cuatro años más tarde en Agmat componiendo tristes versos de exilio.

 

Su fanatismo e intransigencia les llevo a expulsar de sus territorios a gran número de mozárabes. Otros muchos emigraron a los reinos cristianos por negarse a la conversión al Islam.

 

Los almorávides enviaron tropas desde 1088 a Levante, pero fueron detenidos por la presencia del Cid, que obtenía cuantiosas parias de toda la zona, hasta Zaragoza. Rodrigo Díaz de Vivar tomó Valencia el 15 de junio de 1094. Allí moriría el 15 de junio de 1099, y su mujer, Doña Jimena, resistió en la ciudad durante tres años más, hasta que los almorávides acabaron entrando en Valencia el 5 de mayo de 1102. Vencido este obstáculo, conquistaron fácilmente el valle del Ebro.

 

2os Reinos de Taifas(1150-1170): la descomposición del Imperio almorávide

 

Los almorávides siempre fueron vistos por los andalusíes como un mal menor, como una cultura extraña, y cuando su poder se debilitó, las familias nobles de los principales territorios se enfrentaron con éxito a las guarniciones almorávides y lograron independizarse. La única forma que tenían estos reinos de mantener a raya a los cristianos del Norte era mediante el pago de las parias, pero cuando los almohades corten las rutas del oro del Sudán y carezcan de numerario para pagar a los reinos cristianos, éstos prosiguen la reconquista, por lo que cayeron de nuevo en la tentación de pedir ayuda a una fuerza extranjera.

 

El Califato Almohade (1170-1231).

El beréber Muhammad ibn Tumart, erigido en reformador religioso, basó su doctrina en una interpretación rigorista y extremadamente legalista de las prescripciones del Corán, que ganó rápidamente adeptos en el Atlas marroquí. Su sucesor Abd al-Mumin (1130-1163) transformó la primitiva confederación de tribus beréberes que se habían adherido a la doctrina en un Estado y adoptó el título de califa. Su imperio llegó a extenderse desde el Atlántico hasta Argelia occidental y desde el río Tajo hasta el desierto del Sahara.

 

Los almohades intervinieron en la Península a partir de 1170, y obtuvieron notables éxitos contra los cristianos como la derrota de Alfonso VIII de Castilla en Alarcos (1195). Su fanatismo era superior al de los almorávides, lo que originó rebeliones armadas como la del "Rey Lobo" de Murcia. Los judíos y los mozárabes se vieron forzados a la conversión o al destierro. Tomaron como capital Sevilla. Su decadencia vino cuando un nuevo poder, surgido en el norte de África, los benimerines, les dispute el control del oro del Sudán.

 

 La decadencia de los almohades comenzó con su derrota en la batalla de las Navas de Tolosa (1212) ante los reinos cristianos españoles y acabó con la ocupación de Marrakech por los benimerines en 1269.

 

Terceros reinos de taifas(1220-1250)

 

Son los surgidos tras la caída del Califato almohade. Derrotados  los almohades en las Navas de Tolosa (1212), comenzó la  desintegración de su imperio. En 1224 Baeza se declaró  independiente. En 1228 Muhammad ibn Hud se proclamó rey de Murcia y  extendió sus dominios hasta Córdoba, Sevilla y Niebla; esta última  se sublevó luego formando una nueva taifa. En 1229, Zaiyan ibn Sa'd  se proclamó rey de Valencia. En 1231, Muhammad, señor de Arjona,  conquistó Jaén y en 1238 organizó desde Granada el reino nazarí. La  mayoría de estas taifas fueron cayendo en poder de castellanos y  catalanes. En 1236 cayó Córdoba, en 1238 Valencia, en 1246 Jaén, en  1248 Sevilla, en 1261 Niebla. Murcia se rindió en 1243, mientras que  el reino nazarí de Granada, convertido en vasallo de Castilla, perduró hasta 1492.

 

El reino nazarí de Granada (1237-1492)

 

La dinastía musulmana de los nazaríes reinó en Granada de 1231 a  1492. Muhammad I (1231-1272), sobrino de Yusuf  ibn Nasr (de donde se deriva el nombre de la dinastía de origen sirio), fue el primer  soberano nazarí de Granada. Sometió bajo su autoridad a las comarcas de  Jaén, Guadix y Baza. Más tarde (1237-1238) logró conquistar Granada y estableció  allí su residencia, para cuyo embellecimiento mandó construir la  Alhambra. Para mantenerse en el poder tuvo que reconocerse vasallo de los  reyes de Castilla. Colaboró con Fernando III en la conquista de plazas  como Sevilla (1248) y Jerez (1261).

 

Este reino se mantuvo fundamentalmente por el interés económico que tenía para Castilla. Era una puerta abierta al comercio con Oriente y al oro del Sudán, mediante el pago de parias. Pero cuando los turcos cortaron al reino Nazarí el acceso a las rutas comerciales, y éste se vio incapaz de pagar sus impuestos a Castilla, los reyes católicos decidieron poner fin a dicho Reino.

6. Aspectos socioeconómicos

6.1. Complejidad étnica y religiosa

 

En la Península no hubo arabización sino islamización. En primer lugar, el contingente de afroasiáticos establecido en la Península, según los cálculos más exagerados, debió situarse entre 30.000 y 40.000 personas, frente a una población hispanogoda de unos cuatro o cinco millones. En segundo lugar, el sistema de cohesión de estos contingentes era tribal de tipo patriarcal endogámico: el hombre se casa preferentemente con su pariente más próxima, es decir, con su prima hermana por vía paterna (P. Guichard). Así es que, árabes, sirios y beréberes, como los gitanos hoy día, nunca se mezclaron ni entre ellos ni con los hispanogodos.

 

Los principales grupos étnicos eran los siguientes:

 

Mozárabes:

Eran los hispanogodos que se mantuvieron fieles al cristianismo y no renunciaron a su fe. Mientras fueron necesarios fueron respetados. Estaban organizados bajo la jefatura de un comes (conde). Se regían por el Liber Judiciorum, y tenían su propio juez o censor (qadi al nasara=juez de los cristianos), que en algunas ciudades coincidía con el obispo. Y su propio recaudador de impuestos o exceptor. Al principio llegaron a desempeñar cargos importantes en la Corte de Córdoba. Con el paso del tiempo la intransigencia hacia ellos fue aumentando y tuvieron que emigrar a los reinos cristianos del Norte.

 

Muladíes (muwallad)

Eran los indígenas que habían aceptado el Islam. Entre ellos había grandes diferencias, según fuesen:

Sulham, que al someterse mediante pacto eran considerados como aliados y por lo tanto conservaban sus derechos sobre las tierras. Pagaban un impuesto territorial o jaray  estipulado en las condiciones concretas del tratado.

 

Anwatan, sometidos por las armas, explotaron en usufructo sus tierras, las cuales pasaron a la umma. Pagaban un jaray más elevado impuesto por los musulmanes.

 

Como dice Claudio Sánchez-Albornoz "…Sí, quede dicho de una vez para siempre, los musulmanes de España tenían sangre hispana por los cuatro costados".

 

Judíos

Gozaron de una situación privilegiada, puesto que fueron los que planearon la llegada de los musulmanes. Conocedores del terreno, dirigieron la conquista y colaboraron militarmente quedándose como guarniciones de las ciudades sometidas. Vivían en las ciudades. Formaban una burguesía muy rica, dedicada a las finanzas, a la orfebrería de lujo, al pequeño comercio y al comercio de export/import. Eran endogámicos y no se mezclaron ni con cristianos  ni con musulmanes. Suponían en torno al 5% de la población total.

 

Fueron expulsados de España en el año 1492 para que no volvieran a colaborar en otra invasión islamista.

 

Sirios, árabes y beréberes

Formaron una etnia privilegiada que tenía sometida y explotada al resto de la población. El establecimiento de esta clase dirigente se hizo según criterios tribales, como lo muestra la propia toponimia clánica de los Beni. Formaron un contingente militar que tenía al grupo étnico como base. Las guerras civiles entre ellos para disputarse el poder fueron continuas. Como dice Chelhod "la tribu toma conciencia de sí misma en tanto que individualidad, como resultado de una sorda rivalidad con otros grupos".

 

Esclavos

 

La esclavitud fue un gran negocio en Al Ándalus. La palabra esclavo parece ser que se deriva de “eslavo”. Las esclavas blancas eran muy apreciadas en todo el mundo musulmán. Este negocio ha continuado hasta el siglo XX.

 

 

En un principio los beréberes ocuparon Sierra Morena, la Serranía de Ronda y  las dos mesetas.

 

Los árabes ocuparon Andalucía hasta Murcia, donde el noble godo Teodomiro fundó un reino vasallo independiente.

 

La región valenciana nos presenta el caso de un territorio en principio vacío de poblamiento árabe. Después se repoblaría con beréberes.

 

En total, según las cifras más optimistas, en los momentos de máxima concentración nunca llegaron a sobrepasar los 60.000 individuos, frente a 4 millones de hispanogodos, por lo que genéticamente tuvieron la misma influencia que una gota de sangre en el océano Atlántico[4].

 

Los mudéjares, que eran los musulmanes que vivían en territorio gobernado por cristianos, suponían alrededor de un 5% de la oblación total.

 

Sus descendientes fueron expulsados en la Reconquista y Repoblación. Y  los que se convirtieron al cristianismo para quedarse, los moriscos,  durante el reinado de los RR CC en 1502, y de Felipe III en 1614, por pactar con el Imperio Turco una nueva invasión islámica de España. Muchos de ellos se dedicaron las costas europeas.

6.2. La actividad económica

El comercio

La incorporación al Imperio islámico produjo un desarrollo económico en todos los ordenes, impulsado por la integración de al Ándalus en los circuitos comerciales de Oriente, y la facilidad de tener como medio de cambio una moneda única y fuerte, el dinar (3'81 gr. de oro) y el dirhem de plata.

 

Al Andalus puso en relación el norte de África, Europa y la fachada mediterránea hacia Oriente. Según el geógrafo persa Ibn Jurdadbin (m. h. el 885) "Se exportaba a Oriente esclavos, pieles, sedas, resina, drogas, coral, telas de lana, de lino y espadas, transportadas por los mercaderes judíos llamados radaniyya". A ello habría que añadir la exportación de oro, aceite y cueros. Según cuenta Ibn Hawqal “Todos los eunucos eslavos que se encuentran en la superficie de la tierra proceden de Al Ándalus, la castración es realizada por los comerciantes judíos".

Fueron muchos más los europeos esclavizados y trasladados al norte de África por los piratas que surcaban las costas de Berbería que los africanos esclavizados en sus propias tierras y trasladados a las colonias norteamericanas y, después, a los EEUU. Sin embargo, en nuestras escuelas y universidades, en nuestros medios, en nuestros Parlamentos, la esclavitud se presenta siempre como si se tratara de un asunto propio de los americanos, blancos y negros”. (Thomas Sowell)

 

El desarrollo del comercio siempre va parejo al crecimiento de las ciudades. Según un estudio de L. Torres Balbas Córdoba alcanzó los 100.000 habitantes, Almería 27.000, Granada 26.000 (1/2 s. XI), Málaga 15.000, Toledo 37.000, Valencia 15.000 y Mallorca 25.000. A principios del siglo XII habría nueve ciudades con más de 40 Ha y 15.000 habitantes.

 

La descripción de oficios que se hace en los tratados no da una idea del desarrollo alcanzado por la industria: hiladores, lineros, tejedores, tintoreros, curtidores, etcétera. Todas estas actividades se desarrollaban en el zoco. El gobierno del zoco era desempeñado por el sahib al suq o zabazoque. Su jurisdicción tenía un carácter económico policial. Fijaba los precios, registraba las pesas y medidas, vigilaba la limpieza de las calles y era el encargado de cobrar los derechos de mercado a los vendedores. Un ambiente parecido se puede ver hoy en día en Marrakech.

 

La agricultura experimentó un fuerte impulso debido a la demanda de las ciudades.

La vid se siguió cultivando y pese a la prohibición islámica, los muladíes consumían vino. Existían viñedos en la campiña cordobesa, como atestigua el llamado Calendario de Córdoba, del 961, compuesto por Arib ibn Sa´d. Eran famosas las pasas de Ibiza y Málaga, los higos de Sevilla, las manzanas y peras del valle del Ebro, los almendros de Málaga, el aceite de Jaén y la caña de azúcar de la costa granadina.. Se cultivaba el arroz, el azafrán, la berenjena, el limón, el plátano. Además de plantas industriales como el algodón, el lino, la morera, la alheña, etcétera. El comercio con Oriente difundió el cultivo de nuevas especies.

La cultura

Todo el mundo intelectual musulmán se basa en la interpretación del Corán, que es el inspirador de su filosofía especulativa o de su concepción del poder político. Sin embargo, al ocupar el solar de lo que fue el mundo  greco-latino, entraron en contacto con la cultura helenística, que a través de Al Andalus se reencontró con Europa. Uno de los sabios más famosas fue Averroes (hijo de Ruiz). Médico, astrónomo, jurista y filósofo. Comentó las obras de Aristóteles, lo que no gustó a los almohades que lo encarcelaron primero y lo desterraron después a Marraquesh.

 

Cuando los hispanos, herederos de una gran tradición cultural, se convirtieron al islamismo elevaron el tono intelectual de mundo islámico. Se da el caso de andalusíes que enseñaban gramática árabe en Bagdad.

El arte

Los árabes, nómadas del desierto, no tenían arte. Sin embargo, al entrar en contacto con el mundo persa,  bizantino y visigodo asimilaron sus características.

 

El arte de Córdoba es el hispanogodo adaptado a la ideología musulmana. Aprovecharon  los materiales de las iglesias godas y edificios romanos para hacer sus mezquitas. La diferencia principal está en los caracteres cúficos de la decoración y supresión de figuras.

 

El arte mozárabe es continuidad del hispanogodo. Su elemento más característico es el arco de herradura y peraltado.

 

El arte almorávide y almohade sigue la tradición romana e hispanogoda de construir.

 

El arte mudéjar es continuidad del mozárabe. Este arte sigue empleando el ladrillo y la teja romana como elementos constructivos.

 

Las artes plásticas están en función de la arquitectura. No tienen escultura, ni pintura.

 

Para la decoración de los edificios utilizan placas de yeso o de piedra muy fina policromadas. Los motivos son vegetales estilizados, lacerías,  geométricos o epigráficos (leyendas del Corán en caracteres cúficos).

 

También emplean los azulejos de tipo bizantino, con vivos colores.

 

El arco de herradura lo toman de los visigodos, lo encuadran en el alfiz y se convierte en un elemento característico de su estilo, este arco va tomando diversas formas: lobulado, apuntado, y su colocación es muy variada.

 



[1] Para el estudio de la invasión tenemos fuentes coetáneas cristianas como la Crónica Mozárabe, escrita por un mozárabe en Córdoba en 754. El Liber Pontificales de Gregorio II (715-731). La Historia eclesiástica de la nación inglesa, de Beda el Venerable, que murió en 735. Una carta de San Bonifacio al rey Etebaldo de mercia (746-757).

[2] Las cifras de las batallas en las crónicas siempre son exageradas en el sentido que conviene al cronista, tanto antes como ahora. Las fuentes árabes más antiguas que escriben sobre la conquista militar islamita de al Andalus son de la segunda mitad del siglo IX.

[3] Mentiras de la Historia. César Vidal. Edit. La esfera de los libros. IV edición. Mentira III. Pág. 39.

[4] La Época Medieval. J. A. García de Cortázar. Historia de España Alfaguara II Tomo 2, 2ª edición Pág. 57, línea 1-2.